【 ✰ capítulo ✰ 3 ✰ 】

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Habían pasado unos días después de que Pluto llegó a casa.

Mientras me aprofundizaba más en mis pensamientos, de repente una voz chillona y desagradable irrumpió mi paz.

-Cariño, ¿en qué piensas tanto?- en efecto, era la pesada de Minnie.

Había olvidado de que la tenía delante mía. Y eso es muy difícil, ya que tenía la radio encendida a todo volumen y canturreaba mientras hacía Dios sabe qué cosa.

Ese día estaba llevando un vestido relativamente corto de color aguamarina pastel con esos inconfundibles lunares blancos. Intentaba no mirar hacia abajo. Antes me ponía nervioso si mirava de reojo, ahora me da exactamente igual. Solo que no quiero aparentar ser un acosador o algo.

-En nada.- le respondí en un tono seco.
Antes si le respondía así no me volvía a hablar hasta un mes o hasta que me disculpara. Pero ahora le da igual. Se puede observar como ya no tenemos la misma conexión de antes. De echo, nunca la tuvimos. Pero ella se encaprichaba en que deberíamos continuar siendo así incluso fuera de cámaras. A mi me molesta mucho, pero que puedo hacer.

-Oh vamos- Dijo Minnie, mientras dejaba delicadamente la tetera al lado suyo de la encimera. Luego me miró directamente a los ojos con esa mirada de persistencia y de pesadez.-
En alguien debes estar pensando- agarró de nuevo la tetera y se echó un poco de agua en la taza blanca que sujetaba en la otra mano- Últimamente estás muy risueño, Mickey.-

Bajé la mirada hacia mi plato vacío. Es la única vez que esa cabeza hueca decía algo con sentido. Des de que mi fiel amigo y mascota volvió, no me lo quitaba de la cabeza.
Apoyé mi cabeza en mi mano y giré hacia la derecha. Allí estaba mi habitación, o desgraciadamente mejor dicho, NUESTRA habitación. No me fijé que Pluto seguía allí dormido.

También me fijé en el móvil que seguía en la mesita de noche.

-Aquel con el que hablabas a noche fue Pluto, verdad?- siguió insistiendo esa repelente.

-No es de tu incumbencia- ya me estaba hartando.

Minnie puso cara de circunstancias y siguió bebiendo su Té.

Nos quedamos en total silencio. Solo se escuchaban los coches, la radio (con el volumen mucho más bajo) y algunos sorbos de Minnie. El aire estaba inundado en un perfume de cerezo. Debí mover la cabeza para que no me diera tortícolis, pero justo en ese momento sonó la puerta.

- Vas tú- dijo Minnie, quien se puso a lavar los trastes.

Me levanté con cero ganas y fuí a paso lento hacia la puerta. Intenté pisar algo fuerte para que quien sea que esté esperando no se desespere.

Sin mirar en la ventanilla, agarré el pomo y abrí lentamente la puerta, aguantando la respiración. Pero, a quién vi al otro lado de la puerta era Daisy, la vieja amiga de Minnie, me pregunto que quiere decirnos ya que casi nunca viene a visitarnos...

Mickey x Pluto 😻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora