Capítulo único

74 7 2
                                    


Primavera

Si la historia la contaramos a través de los ojos del gato entonces comenzaría una tarde de primavera con dos jóvenes caminando a la orilla de la cuenca Tidal entre los cerezos del parque nacional; uno de ellos angustiado, pensando en todo lo que debía hacer para el trabajo, el otro era un joven quien jamás había puesto un pie por allí y contemplaba maravillado las flores de ensueño que brotaban de los cerezos llenando de magia el lugar, si a aquel joven le hubieran preguntado cómo es que se sentía probablemente habría dicho que inmerso en una gran fantasía donde el monumento de Jefferson parecía brillar en el reflejo de la pequeña cuenca y todos sus sueños parecían hacerse realidad... Y no es que el joven de cabello castaño exagerara pues a tan temprana edad conseguir un trabajo en el senado en la gran capital parecía imposible por donde quiera que lo viese.

―¿Te gusta?

Le preguntó su nuevo jefe quien al verlo tan emocionado decidió llevarlo a conocer la ciudad.

―Es muy lindo― Susurró el menor y sonrió ―Gracias

Las miradas de ambos se cruzaron y rieron, una de ellas denotaba profunda emoción, la otra cierta tristeza que en instantes como aquel parecía esfumarse. La vida no había sido buena con Erik Lensherr, un par de años antes había perdido a su hijo en un accidente automovilístico y a raíz de aquello su matrimonio se había resquebrajado, él y Magda decidieron separarse y quedar como amigos porque la realidad es que Erik jamás la amó como se suponía que alguien debía amar a su pareja.

―No sabía que venir a caminar te haría tan feliz Charles, supongo que es lo menos que puedo hacer por ti ahora que trabajaremos juntos.

Charles era su nuevo asistente, el partido lo había enviado para que Erik terminara de formarlo, era un joven brillante, ambicioso y simpático. Desde la primera vez que sus miradas se cruzaron Erik notó su gran potencial, la chispa que tenía al hablar y la facilidad con la que podía alegrar sus días. De alguna forma sentía que aquel joven le regresaría a su vida un poco de alegría.

Es justo en este instante, cuando ambos jóvenes caminan emocionados entre los árboles que su historia se cruza con el pequeño gato de lindas orejas puntiagudas y unos ojos verdes como las hojas de los árboles que crecían al terminar el invierno. Las últimas semanas habían sido duras, su vieja dueña le había abandonado dejándolo a la deriva y las calles de la capital no eran precisamente amistosas, la comida escaseaba, los gatos más poderosos ganaban toda la comida y a los pequeños y confundidos como él que apenas y les quedaba algo con lo que sobrevivir. Aquella tarde el gatito un poco delgado y maloliente tuvo la suerte de estar cazando a su presa justo por donde ellos paseaban, sin embargo la olvidó en cuanto percibió el olor de la comida que el castaño llevaba en su mochila y por un buen rato se dedicó a seguirlo y a tratar de robarla; Charles rió suavemente al percatarse que el minino lo seguía, creyó que sería cuestión de tiempo antes de que se aburriera y buscara algo o a alguien más, no obstante el gatito parecía decidido a quedarse hasta que aquel oloroso sandwich fuese suyo.

―Mira a esta lindura Erik― Susurró Charles antes de inclinarse y acariciar su lomo

―Creo que tiene un poco de hambre

Se sentó en una orilla del sendero, sacó el almuerzo de su mochila y se lo entregó al minino el cual inmediatamente se abalanzó sobre la comida para protegerla de los demás animales.

―Al parecer no tiene collar Charles, es un gatito de la calle, supongo que se escapó de algún refugio de animales...

―No creo― Estaba fascinado observandole comer y acariciando su delgado cuerpo. ―Está muy delgado y tiene unas cuantas heridas que parecen llevar allí un buen tiempo, además aún es muy pequeño como para escapar... Mira, su patita no está bien, debería llevarlo a un doctor

Las cuatro estaciones (Cherik AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora