Algo me ha dejado un gran vacío en el alma...
Algo que se quebró y jamás podrá repararse.
Ahora mis lágrimas son los cristales rotos, que me han quedado.
Y no sé...
Por alguna razón todos nos terminamos cansando...
Todos llegamos a un punto de confusión,
en el que tratamos de estar inertes para no perdernos, para no sufrir.
Y buscamos no ser prisioneros del tiempo o de la zozobra...
Pero es inevitable.
Quizá nadie pueda entenderme, porque es una angustia,
que sólo yo puedo explicarme... Aún así, es algo que cualquiera he de sentir a veces.
No pido que mis problemas se reduzcan...
No pido más de lo que me merezca...
Es un sentimiento que se difumina en instantes con el olvido...
Pero otras veces renace y quema con más fuerza.
Tengo el alma herida...
¡Sé que es de lo más tonto, pero no puedo explicármelo de otra manera!
Sé que sonrió, sé que incluso puedo ser feliz,
Sé que he sido fuerte, sé que he sido...
Pero no entiendo cómo es que puede llegar
algo tan inmenso que abarca toda forma
y la hace tan pequeña y frágil...
No sé, ¿cómo se puede ser feliz estando triste?..
¿Ni cómo se puede estar triste y ser feliz?
Simplemente no se puede.
Me molesto, cuando las personas te dicen que estas mal,
¡ESTAS MAL!
Y quizá no se equivocan...
¿Pero quién les ha dado la autoridad de clasificarte?...
Con lo que encajas y no encajas.
¿Con qué fin... Ayudarte, olvidarte, rechazarte?
A veces eso es lo que enclaustra los sentimientos,
los pensamientos, las ideas...
Lo que nos hace temerosos, rígidos y al mismo tiempo débiles...
Porque hay quienes no pueden ver...
Porque a veces ni nosotros podemos ver...
La grandeza y sutileza de las cosas.
Cosas que no podemos ver,
Y que sentimos como un sonoro llanto,
que no podemos explicar, porque no se sabe
si es triste o es alegre, si es bueno o malo...
Sólo está ahí como un pensamiento de nosotros mismos
Viéndonos como somos, como quisiéramos ser y no somos
Y es algo que remueve lo más profundo de nuestra alma
Porque nos entristece al principio...
Pero después nos puede hacer sentir en acuerdo un uno mismo.
Pero, al final... Sólo es un suspiro más.
Una desesperanza más.
Algo que se ha ido y quizá no vuelva más.