De repente le vi ahí sentado, frente a mí.
Estaba muy cambiado. El pelo en su barbilla había salido y ahora estaba en abundancia. Su barba estaba desarreglada, como si llevase meses sin afeitarse y sus ojos no transmitían sentimiento alguno. Le miré fijamente pero intentando no llamar demasiado su atención, tratando de reconocer las fracciones de su cara que tan en la memoria tenía guardadas.
Pero al fin y al cabo, ¿qué esperaba? Él era de un barrio peligroso y habían pasado tres años desde la última vez que le vi. ¿Realmente era tan inocente como para creer que no iba a haber cambiado nada? ¿Qué seguiría siendo aquel niño de mirada pura, enérgico, simpático y cariñoso? ¿Realmente creía que iba a acercarse a mí y abrazarme porque se acordaba de mí y estaba contento de verme?
Definitivamente, sí. Era una ingenua.
ESTÁS LEYENDO
Pequeñas historias
Short StoryEsto no es una novela, simplemente son pequeñas historias que se me pasan por la cabeza a las que quiero darles vida. Cada capítulo es independiente, no intentes buscarles una conexión.