vanilla boi ; jjk + jhs

00

Llegué a la escuela con un retraso de media hora. Genial. Así jamás lograré acabar el curso. Por suerte el portero aún me dejó pasar al colegio. Ya éramos viejos colegas.

Volví mi mirada atrás agradeciendo de nuevo con la misma. Después salí corriendo hacia mi aula. Necesitaba ver si aún había una posibilidad de que yo entrara a la clase de la señorita Kwon.

No mentiré, sentía unos escalofríos realmente constantes y fuertes. Tal vez era por el frío o tal vez porque sabía lo que me esperaba si la señorita Kwon veía que llegaba tarde, de nuevo.

Llegué al frente de la puerta del aula, y logré captar los sonidos de voces. Abrí la puerta del aula y todo el salón se quedó mirándome, bien hecho Jeon Jungkook. Después de dos segundos de silencio y miradas incómodas los demás regresaron a lo suyo.

Me escabullí entre todos y llegué a mi pupitre, soltando un gran suspiro al ya encontrarme sentado y recostándome sobre la mesa de éste. La señorita Kwon había faltado. Tuve suerte, mucha suerte.

[...]

Las clases fueron de lo más relajadas teniendo en cuenta que la temporada de exámenes estaba cerca. Salí justo el timbre de salida resonó por todo el instituto. Por suerte, era viernes, podía desvelarme jugando al Overwatch con Taehyung o podría sacar de quicio a Seokjin hyung, ganándole en el Mario Kart. Podía hacer muchas cosas esa noche.

Mientras mi mente divagaba en qué podría hacer, choque con un chico. Rápidamente salí de mis pensamientos y lo miré para luego mirar el desastre que se había creado con las tantas hojas que traía.

Me agache para ayudarle a levantar todo. Parecían las hojas que te piden para poder registrarte en el instituto. Por lo que deduje que el chico era de nuevo ingreso.

Termine de recoger la mayoría de las hojas junto a él y por fin pude mirar bien su rostro. No me esperaba que el chico fuera tan... lindo.

—Lo la-lamento. — comencé a tartamudear. Éste chico me había puesto muy nervioso. Carraspee y lo volví a mirar —Siento haber tirado tus papeles. Divagaba y no me di cuenta de que venías con prisa o qué venías en la misma dirección que yo— solté una risa para aligerar el ambiente y rasque mi nuca.

El chico después de un tiempo de mirarme con un semblante neutro, me sonrió y habló. Su voz era tan jodidamente linda.

—No, tranquilo, yo tampoco me fijé en si venía alguien. No fue sólo tú culpa. — me dedicó un eye smile y yo me derretí por completo —Además me ayudaste a recoger mis papeles. Gracias. — posó su mano en mi hombro derecho y sonreí como idiota.

Asentí sonriéndole —Bueno, veo que eres de nuevo ingreso, ¿estoy en lo cierto?— de dónde salió aquel jeon tan seguro de si mismo.

—Sí, lo soy. Hoy venia a entregar lo último para que mi inscripción esté completa y pueda entrar oficialmente a clases el próximo lunes— explicó aún sonriente.

Yo ya conocía ese proceso, pero no me importó que él me lo repitiera. —Espero verte en clases el próximo lunes... — no termine la oración, no sabía su nombre.

—Jung Hoseok— me acercó su mano y yo la estreché con la mía. Mi estómago estaba por reventar de tantos nervios que sentía.

—Espero verte en clases, Jung Hoseok— solté su mano, su suave mano. Él volvió a sonreír para mí.

—Ahí estaré... — vi que se acercó un poco para leer el pin que tenía mi nombre —Jeon Jungkook. Bueno, me tengo que ir o cerrarán administración. Hasta pronto, Jungguk.

Se despidió con una reverencia y siguió su camino a administración. Yo sólo pude voltear a ver cómo se alejaba. Estaba estático en mi lugar, tratando de reaccionar y poder recapitular lo que acababa de pasar.

Número uno, había hablado con un chico directamente sin tener miedo. Número dos, un chico me había regalado una sonrisa, sólo para mí. Número tres, me había llamado por aquel sobrenombre que detesto y por primera vez me gustó, sólo porque salió de sus labios. Y número cuatro, parecía estúpido al estar parado al frente de la salida sin salir.

Por fin me digne a reaccionar y corrí a casa. Necesitaba contarle a Taehyung. No era posible que sintiera algo tan fuerte en tan poco tiempo.

[...]

Llegué a casa. Me quité los zapatos y sin pensarlo subí descalzo a mi habitación. Aventé mis cosas al suelo y saqué rápidamente mi celular. Busque con rapidez el teléfono de mi mejor amigo, lo encontré y llamé.

—Si diga— contestó formalmente, no se había dado cuenta que era yo.

—V, necesito tu ayuda. Ahora. — respondí con rapidez llamándolo por su apodo.

—Kook, odioso, avísame cuando vas a llamar— bufó —Dime, qué ocurre, por qué tanta insistencia— preguntó preocupado.

Claro, olvide decir que de camino a casa, los estuve llamando y enviándole textos sin sentido por estar corriendo.

—Creo que, estoy enamorado— tragué duro —, del chico vainilla.