30 Años.

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Paseando por los pasillos del hospital, una enfermera va hasta él con preocupación, mostrándose preocupada ya que un paciente que aparentemente había sufrido un accidente de coche se encontraba en un muy mal estado.

Con voz seria, le pide que lo lleve hasta él. La enfermera asiente repetidas veces, por lo que le guía a la habitación correspondiente.

Al llegar confirma que si, el chico parecía en mal estado con una fractura en la pierna izquierda.

Comenzando a inmovilizar la zona, un ruido fuerte interrumpe su trabajo.

— ¡¿Dónde está?! — La habitación es abierta de golpe por un chico alto, de expresión preocupada.

Samuel se queda paralizado.

Esos ojos verdes que lo habían acompañado toda su vida, estaban delante de él, mirándole de la misma manera incrédula.

— Rubén. — Susurra ese nombre que nunca había escuchado en su vida, y que no conocía.

— Samuel. — Murmura el otro, sin dejar de mirarle cómo si por fin, lo hubiera encontrado.

Las enfermeras les sacan de su burbuja, apuntando que tenía a un paciente que atender.

Cierto, su trabajo.

Luego de una hora de tratar al chico que se había desmayado del dolor, Samuel decide salir a toda prisa hacia la sala de espera, con su corazón agotándose a medida que da más pasos.

Es él.

Al llegar, el mismo chico le espera parado en el lugar, cómo si esperara por él.

Ambos se miran. Rubén con la mirada cristalizada y Samuel con la respiración agitada.

No saben en que momento sus cuerpos se unen en un abrazo que les deja sin aliento.

Porque ellos se conocen, más que a nadie.

— Luego de trece reencarnaciones... — Susurra Rubén, sintiendo que en cualquier momento se desmayaria.

Samuel lo aprieta más contra si, oliendo su aroma a frutas, a limones.

A un hogar.

— Quiero que sepas que a pesar de todo, te encontraré y te amaré. — Rubén sentía que por fin, había encontrado la paz que por tantos años no obtenía al decir esa oración.

Porque su alma amaba desde hace siglos a Samuel.

— Y yo no te dejaré ir. — Susurra con la voz entrecortada Samuel, sintiendo que por primera vez, era feliz.





Sus almas recordaban su amor a pesar de los siglos. El sufrimiento, el anhelo y la esperanza de volver a reencontrarse en una sociedad dónde si les aceptara su amor.


El fin de unas almas que anhelan encontrarse.

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𝐋𝐞𝐦𝐨𝐧𝐬 𝐞𝐲𝐞𝐬. [ 𝑹𝒖𝒃𝒆𝒈𝒆𝒕𝒕𝒂 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora