POV Mew
-¡Estoy cansado de tu comportamiento!- Se escuchaba el grito alterado resonando por toda la habitación.
Resopló con disgusto ante esa voz. Realmente odiaba escucharlo y más aún cuando lo hacía entre gritos. Estaba harto de ser tratado como un maldito mocoso a quien podían darle órdenes en cualquier momento que les apeteciera. Era un adulto, por lo que estaba seguro de que podía tomar desiciones por su propia cuenta en lugar de seguir los mandatos de un maldito anciano que solo se encargaba de señalar sus defectos cada vez que podía.
Él estaba seguro de que ya se encontraba apto para asumir el cargo, pero su padre no creía lo mismo. Había nacido para ser Rey, había sido entrenado para eso desde que había nacido y siempre le habían dicho que cuando fuera grande asumiría el mando de su país, por lo que sentía que ya tenía derecho a hacerlo.
Tenía grandes planes para su futuro reinado. Llevaría a su país a la gloria, haría que los demás los envidiasen, ya fuera por sus riquezas o por la belleza de sus habitantes. Quería demostrarle a los presidentes, reyes y príncipes de todo el mundo que su tierra era un lugar de ensueño, en donde podrían encontrar a las mujeres más hermosas que jamás se hubieran imaginado, y él se las proporcionaría si se lo permitían.
Ya era un hombre, un Alfa de la clase más alta, famoso entre mujeres y hombres, príncipe amado por unos cuantos y odiado por otro tanto. Lo tenía todo, excepto lo que más anhelaba: El título que le correspondía por derecho, el de Rey.
Maldecía a su padre y a todos aquellos que lo tiraban de irresponsable, haragán, mujeriego y vanidoso. Muchos de esos títulos eran inventos de la prensa que solo se encargaba de crear una mala fama a su alrededor, pero también sabía que muchas de las cosas que publicaban tenían cierto tinte de verdad.
No podía negar que le gustaba la buena vida, y es que era así cómo había crecido, con lujos y halagos sobre su elegancia, porte y clase. Desde que tenía memoria podía recordar a todo aquel que lo miraba comentar sobre lo grande que llegaría a ser en un futuro, lo poderoso que sería su reinado y el gran porvenir que le esperaba, pero esos comentarios se habían detenido a medida que había crecido. La gente empezó a mirarlo distinto cuando en él había despertado los intereses carnales, y de eso se había encargado su padre al proporcionarle como parte de su primera experiencia sexual a una bella dama que trabajaba para el palacio. Desde aquel entonces no sé había detenido hasta forjar la gran fama de conquistador que lo perseguía a dondequiera que fuese.
A sus cortos 29 años había probado más de lo que cualquier persona promedio hubiera logrado en su toda una vida. Cansado ya de la monotonía de las mujeres, había decidido adentrarse en los mismos placeres con hombres, y grata había sido su sorpresa al saber que ellos también se veían rendidos ante sus pies.
Era joven, aunque sus padres dijeran lo contrario. Le gustaba conocer gente nueva y probar todo lo que estuviera a su alcance junto a ellos, aunque muchas de esas experiencias le hubiesen traído como consecuencia el ser parte de la portada de distintas revistas y periódicos de chismes, logrando que todo aquello solo aumentase la furia de su padre.
Le gustaban las fiestas más que estudiar para algo para lo que había nacido, porque no creía necesario el refundirse entre libros solo para dar órdenes tal como lo hacía el rey.
Llevar a la grandeza a un país no era una tarea complicada, pero eso era algo que su anciano y obstinado padre no entendía.
-¡Entonces permite que asuma el cargo!- Gritó aún con más fuerza- ¡Llevaré a la gloria a este país!
-Sobre mi cadáver lo harás- Respondió en tono grave pero más calmado- En tus manos este país se hundirá en tan solo pocos meses. Eres un inmaduro que ni siquiera sabe dirigir su propia vida y vives a expensas del dinero del pueblo, porque nunca te lo has ganado a través de tu trabajo. No sabes lo que es dirigir una nación. En tu estúpida mente egoísta e infantil crees que lo correcto es pavonearte con otras autoridades montando los lujos con los que vives rodeado. Crees que alguien se siente deslumbrado, pero solo generas vergüenza, y en mí recaen todas las miradas y críticas por tu mala crianza- Dijo haciendo una pausa.
-¡Yo puedo hacerlo mejor que tú!- Volvió a gritar sin intentar moderar su tono de voz. Quería ser escuchado por todos para que superan que él estaba listo para escalar en su puesto dentro de la realeza y ser la máxima autoridad entre todos.
-Un iletrado sin educación merecería más ese puesto que tú- Contestó con acidez.
-Deja que demuestre mis capacidades, padre- Pidió en súplica.
-No mientas sigas siendo como lo eres hasta ahora.
-Puedo cambiar- Elevó el tono de voz- Solo deja que lo demuestre.
-Las palabras no son suficientes, Mew. No serás Rey hasta que lo considere pertinente, es por eso que he decido ayudarle a que encuentres ese camino por el cual te perdiste.
-¿A qué te refieres?- Preguntó con curiosidad pero ya cansado de la oposición que mostraba su padre.
-Tu madre y yo hemos tenido una extensa conversación sobre tu conducta inadecuada, por lo que, luego de mucho discutir, hemos tomado la decisión de contratar a una persona que se encargará de ti.
-No soy un maldito niño que necesita vigilancia- Refutó. Empezaba a sentir que la furia se apoderaba de su cuerpo otra vez.
-Tu opinión no es importante. Esto nos es una propuesta, es una orden y se cumplirá- Contestó con calma.
-¡No puedes obligarme!
-Mew, hijo mío, recuerda que no solo soy tu padre, sino también soy el rey, por lo que esta decisión de acatará sin importar lo que desees.
-¿Siquiera imaginas lo que dirá la gente cuando me vean con una niñera detrás?- Cuestionó mientras apretaba los puños.
-No debes de preocuparte por eso. La persona que ha sido contratada se hará llamar como tu asistente. Asumirá el papel de ayudante, pero será quien cuide de que no sigas yendo por el camino equivocado. Una vez que haya logrado su cometido, se le despedirá, y en ese momento tú asumirás el mando, pero hasta ese entonces, sigues siendo solo el príncipe- Concluyó.
Se quedó en silencio, analizando cada una de las palabras que había pronunciado su padre. La idea de ser vigilado sonaba espantosa sin importar cuánto lo pensara, pero sabía que era una oportunidad para demostrar de lo que era capaz. Lograría que esa persona diera un buen informe sobre su comportamiento y así lograría llegar a ser eso que tanto deseaba.
Sin importar cómo fuera aquella mujer, lograría su objetivo y se la quitaría de encima tan pronto como fuera posible. Sabía cómo actuar al rededor de ellas, por lo que no creía que ella fuera la excepción. Nadie se resistía a sus encantos.
NOTA: ¡Hola! ¿Recuerdan que hace un tiempo les dije que habría un fanfic omegaverse? Bueno, acá les traigo un pequeño adelanto.
Y dirán "WTF. El estilo de redacción es distinto" y es que no se preocupen, porque como les dijo, esto es sólo como una pequeñísima introducción a la historia.
Este fanfic es AU. No sucede en Tailandia, por lo que los términos "Nong" o "Phi" no serán incluidos. Otra cosa que no pondré será eso de la 'mordida' que siempre redactan en las historias omegaverse porque me parece realmente humillante que te marquen como si fueras una res.
Bueno, espero sus comentarios para saber si la idea principal les gustó o no.
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Su Alteza
FanfictionEgólatra, sinvergüenza y descarado, así era conocido quien sería el futuro rey. Una persona que no podía dirigir su vida, tampoco podría guiar a una nación entera. Tal vez alguien centrado le ayudaría a encaminarse hacia el rumbo que había perdido. ...