"ALONE AGAIN"

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Lo primero de lo que fue consciente plenamente fue de la luz blanquecina que traspasaba sus párpados provocándole una constante molestia. Trató de alzar el brazo derecho para cubrirse la cara, era muy temprano para despertar, ¿o no? Su brazo no le respondió. De hecho no sentía para nada su cuerpo. ¿Estaba soñando?
Ordenó a sus párpados abrirse. La luz se volvió más intensa, cegándolo de forma violenta por lo que apretó los párpados con fuerza. El aire olía a desinfectante, a alcohol, a medicamentos. ¿Estaba en el hospital?
Hizo un esfuerzo sobrehumano para que su memoria se pusiera a trabajar, pero su mente era como un papel en blanco. /Volkov, Volkov contéstame/ como una ráfaga de aire frío aquella voz llamándolo con desesperación le produjo un fuerte dolor en el pecho.
—Conway...
Los recuerdos se amontonaron en su mente de repente provocándole todo tipo de sentimientos, pero por encima de todo estaba el temor, temor por la vida de su superior, porque no alcanzó a decirle que H los había traicionado.
A pura fuerza de voluntad abrió los ojos evitando a toda costa cerrarlos por lo brillante de la luz que iluminaba la habitación por encima de su cabeza. Miró alrededor, no había nadie, tan solo el sonido de las máquinas a las cuales estaba conectado. —Conway...
Su voz no salía.
De nuevo, como pudo se obligó a elevar un brazo, tenía algo en la boca... ¿un tubo? ¿Cuánto tiempo estuvo ahí? ¿Dónde estaban todos? ¿Era ya demasiado tarde? El miedo le mordía la piel sin piedad y sin importarle nada comenzó a moverse tratando de liberarse de todo lo que tenía conectado a su cuerpo.
—¡Basta, basta! Se hará daño... —Un hombre con bata blanca entró en su campo de visión y Volkov lo miró suplicante, necesitaba salir de ahí, ya.
—Relájese, enseguida le retiraré el tubo y las vías. —Informó el médico y solo por eso Volkov se quedó muy quieto.
Una enfermera entró poco después y entre los dos procedieron a desconectar las máquinas, le retiraron el tubo de la garganta haciéndolo toser la mitad de los pulmones y le quitaron las vías de suero y medicamentos, así como la de alimentación según le informaron.
—¿Conway? —Hablar le costó muchísimo, tenía la garganta seca y dolorida.
—¿Es su familiar? ¿Desea que lo llamemos?
—¿Dón-de... cuan-to... ?
—Estamos en el hospital de Los Santos, ha estado en coma por dieciocho meses... ¿recuerda lo que le pasó?
¿Dieciocho meses? ¿Había perdido un año y medio de su vida? ¿Y Conway dónde estaba? ¿Porqué no estaba a su lado? ¿Qué había pasado en todo ese tiempo?
—¿Al-guien... vino...?
—Lo siento. Nadie vino a verle desde que está aquí.
Entonces estaban muertos... ¿todos?
Y él estaba solo, de nuevo.
Una lágrima rodó fuera de su ojo izquierdo, desapareciendo en la almohada. Sentía un enorme vacío en su corazón a medida que las ideas iban circulando por su mente. Tal vez, solo tal vez... se habían olvidado todos de él... o estaban ocupados, seguro algo les impedía visitarlo... Conway, él no lo dejaría así sin más, ¿cierto?
Lo primero que hizo cuando fue capaz de incorporarse un par de días después fue pedir un teléfono y llamar a todos los números que recordaba tanto de Conway, como de Evans, de Freddy, de Greco, incluso llamó a Horacio y a Jowy. Todos los números estaban dados de baja, como si nunca hubieran existido.
Cada día preguntaba a los médicos y enfermeras si alguien dejó un número de contacto donde avisarles que había despertado. Nadie nunca le decía que sí.
Estaba solo.
Una semana luego de haber despertado pidió una computadora. Investigo los obituarios de meses atrás, el miedo de encontrar los nombres de su gente carcomiendo parte de su corazón por momentos, sin embargo no encontró nada, lo que quería decir que estaban vivos, ¿verdad?
Busco y busco en todas las bases de datos que se le ocurrieron, por suerte aun tenía acceso a ciertos medios del CNI, aunque eso de nada le sirvió pues no había nada que encontrar, ellos simplemente desaparecieron sin dejar rastro alguno, dejándolo atrás, solo.
Sintió rabia, sintió dolor, tanto dolor que muchas veces deseo no haber despertado jamás.
Luego había días buenos en los que se permitía tener esperanza y se quedaba mirando por la ventana luego de sus sesiones de rehabilitación física a la espera de ver a alguien aparecer, anhelando volver a escuchar esa voz llamándolo por su nombre.
Pero nadie apareció, ese hombre por quién él hubiera dado su vida... lo dejó solo.
Su familia, se había esfumado una vez más.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2020 ⏰

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