Durante largos años un caminante recorrio gran parte de su vida sin rumbo fijo con el solo deseo de encontrar su destino, sin siquiera pensarlo que llegaria a su lado.
Era un hombre callado mas bien timido, no tenia nada, ni sabia cual seria su final, solo el tiempo le enseñaría que la verdadera felicidad se obtiene de las cosas mas simples.
Una mañana cuando el sol aun no asomaba salio a caminar con un jeans, una chaqueta y sus bototos que lo habian acompañado por muchos años y en su espalda una mochila con agua, pan y algunas frutas, abanzaba con paso lento como si tuviera todo el tiempo del mundo, cada cierto rato paraba a descansar, esa era su rutina diaria, no habia prisa sabia que su destino tarde o temprano llegaria a el.
Recorriendo cada lugar y disfrutando de cada detalle, paso muchos años de su vida, conoció mucha gente, compartio momentos felices y otros tristes todo para el era lo mismo sin más sueños que despertar cada día.
Una fria noche cuando estaba descansando junto a una fogata, se le acerco muy lentamente un perro como con temor de ser rechazado, el al notarlo le dijo, ven amigo, acá eres bienvenido lo que más necesito es compañía, el animal al notar ser aceptado se le acercó moviendo su cola, al poco rato estaban compartiendo la comida, desde ese dia el hombre ya tenia compañia permanente, juntos recoorrieron muchos lugares y la vida del hombre tenia una razon de ser.
En las tardes caminaban por la orilla del mar eran realmente felices, ambos se necesitaban, estaban tan solos que sus vidas cambiaron y no se volvieron a separar, con el tiempo se entendian con solo mirarse, eran la dupla perfecta.
Un dia el hombre enfermo se sentia muy mal y su mayor preocupacion era si llegaba a morir como quedaria su amigo que habia compartido con el por tantos años, de tanto pensar la fiebre estaba muy alta y el fiel animal a su lado en todo momento como pidiendole amigo mejorate, unas personas que pasaban por el lugar vieron la escena y el animal con su cara casi suplicante pidiendo que ayudaran a su amo.
Luego de algunos dias el hombre se recupero y el fiel amigo volvio a estar feliz, saltaba y corria por la orilla de la playa como agradeciendole que no lo habia dejado solo y como unico testigo un inmenso mar.