⏤Único

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Era de noche, y todo estaba en absoluto silencio, puesto que todos estaban dormidos, excepto por cierto castañito que no podía conciliar el sueño después de haber despertado de un sueño que lo descolocó un poco.

Se levantó con cuidado de no hacer ruido y salió de la habitación que compartía con Taehyun, cuidando que éste no se despertase. Recorrió el pasillo de la casa hasta dar con la puerta de su lindo novio, quien tenía el privilegio de tener una habitación para él solo.

Giró la perilla de la puerta y la abrió, adentrándose y cerrando tras de sí, caminó de puntillas hasta la orilla de la cama del azabache y pudo observar que este se encontraba plácidamente durmiendo.

Incluso durmiendo se ve tan hermoso.

Levantó un poco las cobijas que cubrían el cuerpo contrario para así poder acostarse a su lado, sintiendo la calidez de su Soobinnie. Lo removió un poco con el propósito de despertarlo, poco a poco fue abriendo los ojos, una vez que vio al castaño a su lado formó una pequeña sonrisa perezosa.

—Bebé... ¿Qué pasa? ¿No puedes dormir otra vez? —Su voz se encontraba un poco ronca por haber despertado recién, pasó su brazo por la cintura de su novio atrayéndolo a su anatomía.

—Tuve un sueño feo, Soobinnie.

El pequeño se abrazó del fuerte cuerpo de Soobin, escondiendo su rostro entre su cuello y su hombro, quiso reír por lo tierno que Hueningkai podía llegar a ser, pero lo retuvo.

—Cuéntame ¿Qué soñaste? —Se sentó en la cama y pegó su espalda en el respaldo de ésta, luego miró al menor y palmeó su regazo— Pero siéntate en mis piernas porque eres mi bebito.

Hizo caso y se acomodó en los trabajados muslos del mayor, acurrucándose en su pecho, aspirando el dulce olor que desprendía.

Después de haberle contado su sueño, Soobin no sabía si reír, llorar, o derretirse de ternura por lo lindo que era su chico.

—Mi amor, sabes que yo nunca haría algo así, yo sólo te quiero a ti, sólo me gustas tú y eres lo más bello que pudo haber llegado a mi vida. —Porque sí, Hueningkai había soñado que Choi lo dejaba por otro chico, por muy tonto que parezca.

Los ojitos de Huening le miraban con inocencia, sonriendo levemente por las lindas palabras dichas, él siempre sabía hacerlo sentir mejor. Pasó sus bracitos por su cuello abrazándolo y el pálido lo rodeó por la cintura.

—Te amo mucho, Binnie. —Murmuró cerca de su oído y dio un besito en su mejilla.

—Te amo mucho más, muñeco. —Lo alzó un poco y lo volvió a acostar a su lado, arropándolos con las mantas— ¿Quieres que te dé mimos hasta que te duermas? —Preguntó dulcemente.

El de ojitos color miel asintió casi de inmediato con una sonrisa boba en los labios, subió su pierna a la cadera del menor, éste lo acercó más dejando que su cabeza quedara descansando sobre su brazo, comenzando a repartir besitos en su frente, mejillas, nariz y labios.

Fue bajando un poco sus besos hasta su cuello lo que causó que soltara un par de risitas pues esta era una zona sensible, que le provocaba cosquillas.

Se separó y ahora sólo se dedicó a acariciar su cabello color castaño claro, con cariño. Lo meció un poco y empezó a tararear dulcemente una canción a su noviecito. Vio cómo los ojitos de Hueningkai se iban cerrando de a poco, entrando en un profundo sueño, sonrió con ternura.

—Descansa, nene hermoso. —Dio un beso en su cabecita y de igual manera, cerró sus ojos dispuesto a dormir.

Y así fue, los dos terminaron cediendo al sueño, quedando abrazados y con sus piernas entrelazadas,
porque la tranquilidad que sentía Huening al recibir los mimos de Soobin era suficiente para tener dulces sueños, y para el azabache tener a su bebé entre sus brazos era de las cosas que más amaba en el mundo.

𝐏𝐀𝐌𝐏𝐄𝐑𝐈𝐍𝐆...♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora