No era ningún secreto que Naib Subedar y Eli Clark habían estado bastante unidos últimamente.
Dada la situación en la que todos en la mansión estaban metidos era muy complicado llegar a confiar en alguien, y por ende forjar una amistad, pero Naib y Eli parecieron ser la excepción a la regla.
No es como si fueran tan descarados como para admitir aquella amistad abiertamente, pero definitivamente se tenían más confianza que a cualquier otro participante en aquel macabro juego.
Quizá fue porque se complementaban mutuamente. Naib con su personalidad fría y dura, siempre listo para la acción, y Eli, más tranquilo y gentil, aunque siempre envuelto en un halo de misterio.
Hacían una pareja extraña, pero entrañable.
Claro, tampoco es como si alguno de los dos confiara en el otro ciegamente. No hay que olvidar el lugar en el que están recluidos. El ambiente hostil no favorecía exactamente a la relación entre los participantes, y aún con la clara preferencia que tenían el uno por el otro no dejaban de tratarse con la educación de entre desconocidos.
En esencia, no sabían casi nada acerca del otro. No intentaron conocerse más a fondo. Solo terminaron trabajando codo con codo cada vez que se les presentaba la oportunidad, o se sentaban al lado del otro a la hora de la cena sin decir una sola palabra. Y de alguna forma no fueron incómodos aquellos silencios que compartían, parecían tolerarse completamente.
Desde fuera uno de preguntaría si se comunicaban por telepatía o algo así, desde su punto de vista la cosa era bastante más diferente.
—...— Naib desvió disimuladamente la mirada hacia su compañero encapuchado al lado suya, observando en silencio cómo a diferencia del resto de supervivientes el vidente se centraba en su búho en vez de en la comida delante suya.
Normalmente todos la devoraron después de un duro día de partidas mortales y forcejeos por sobrevivir, pero Eli siempre se lo tomó todo con calma y paciencia, a su debido tiempo.
Acarició a su búho recién bañado con su expresión estoica típica de él, recibiendo unos ululeos coquetos en respuesta por parte del búho, gustoso de que supiera acariciarle donde le gustaba.
Después de una sesión breve de cariños, dispuso al búho encima de la mesa del comedor, sin importarle el concepto de normas higiénicas que podrían tener el resto de supervivientes, y apartó una parte considerable de su comida para compartirla con el ave.
Naib se había fijado en que Eli siempre seguía una misma rutina para los cuidados de su mascota.
Era... raro ver a un chico tan serio y misterioso cuidando tan exhaustivamente de un animal sin obtener ningún beneficio. Cualquiera diría que era por el disfrute de la compañía que podía ofrecerle, pero no sabría decirlo basándose en la expresión imperturbable del vidente.
Ni siquiera le trataba como una mascota, lo trataba más como a un compañero, como a un igual. Lo cual era absurdo, porque, al final del día, era tan solo un búho, al menos a los ojos de Naib.
No es como si le molestase que toda la atención del vidente fuese dirigida a su ave, pero aún estando la mayor parte del día junto a él, no había recibido ni la mitad de la atención que recibía su búho.
Porque no lo admitiría, pero Naib verdaderamente sentía interés por conocer más sobre aquel chico de ojos vendados.
A veces se preguntaba, solo por un momento, qué sería de él si su búho no estuviera. ¿Intentaría relacionarse con el resto de supervivientes? ¿Prestaría más atención a quienes lo rodeaban? Nunca podría descubrirlo, pues su búho ocupaba todo su tiempo.
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Caricias, plumas y celos - NaibEli
FanfictionNaib Subedar, ¿celoso de un búho? Pues sí. Palabras: 5.435