Detestaba que mañana fuera Navidad.
No la odiaba, durante años, esperaba con ansias esa fecha para darle un regalo a Hidan sin que se notaran unas segundas intenciones. Pero, ahora era distinto, quería decirle lo que sentía, ya no podía ocultarlo más en su corazón. Llevaba años haciéndolo, ya no lo podía soportar un segundo más.
Había intentado en el pasado, pero siempre se arrepentía, pensando que perdería su amistad que, aunque peleaban seguido, era lo mejor que le había pasado en la vida.
No sabía si era el sentimiento de que, tal vez, en unos meses todo podía acabar y no quería morir sin al menos haberlo intentado, si era su última Navidad, quería que valiera la pena. No quería arrepentirse, esta vez tendría las agallas de decirlo.
Debía tenerlas.
Estaba en su cuarto compartido en la posada de los abuelos de su amigo Nagato, buscando en internet algo que pudiera regalarle a Hidan. Estaba vacío, sin ninguna idea, lo conocía muy bien, pero por eso mismo no podía decidirse por algo, quería que fuera algo que le sea útil, pero no muy costoso, tenía que ser elegante, pero simple, especial y único, ya que podía ser lo último que le diera.
Que estresante buscarle regalo a esa persona especial.
—¡Oye, Kakuzo, ya está la comida! —lo llamó Kisame desde el otro lado de la puerta.
—Sí sí, ya voy. —dijo apagando el celular y poniéndose de pie.
Ese día todos irían al centro comercial para comprar regalos. Como no podían darse el lujo de comprarle a todos, hicieron Santa secreto y justo le tocó Hidan, lo que lo había hecho muy feliz al principio, pero ahora lo estaba matando la desesperación de no encontrar el regalo perfecto. Aunque también lo molestaba un poco no saber a quién le daría regalo el albino, estaba algo celoso.
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Después de la comida, todos los jóvenes fueron al centro comercial y se separaron para comprar los regalos. Nadie fue con nadie, para mantener en secreto a quién le comprarían el regalo.
Kakuzo estaba un poco preocupado de que gastaran demasiado dinero, sabía que la gente podía ponerse muy caprichosa en estas épocas y se les podía ir de las manos los gastos, en especial con un ninja acompañándolos, el moreno estaba seguro que Itachi no tenía conocimiento sobre el manejo del dinero de ese mundo.
Suspiró.
De inmediato le vino a la cabeza el pensamiento pesimista de que no importaba si se gastaban todo el dinero, no había futuro asegurado después de todo...
Parece ser que, la Navidad, fue una mala idea.
Debimos solo haber hecho una cena.
Sus pensamientos lo distrajeron de su verdadero objetivo, comprar un regalo para Hidan, pero poco podía hacer al respecto, todas esas tiendas llenas de gente y niños yendo por todos lados con sus padres. Había tantas tiendas llenas de juguetes, ropa, artículos de invierno, deportes, librerías y antigüedades y nada le llamaba la atención. Nada lo convencía, nada le decía "soy el regalo perfecto".
Siguió caminando sin un rumbo fijo hasta que su vista divagó en el ninja de cabello negro a unos metros de él.
Se le quedó viendo un momento, parecía muy intrigado por la tienda frente a él, aunque no se animaba a pasar. Kakuzo observó la tienda más detenidamente y entendió que quería comprar algo de allí, se acercó hasta quedar a su lado, si podía evitar que el "mayor riesgo de gasto excesivo de dinero" comprara algo demasiado caro, por supuesto que lo ayudaría.

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Una Estresante Navidad
FanfictionLas declaraciones son muy problemáticas, requieren de agallas y valor. Hacerlo podría tomar días, meses, tal vez años y esto hace que el sentimiento se cada vez más difícil de ocultar. _______________ Tres cosas: Primero, este One Shot es de mi hist...