"Yo te quiero enseñar,
Un fantástico mundo..~"
S
e escuchaba un tarareo muy bajo y ronco del otro lado de la pared.
" ven princesa , "
una queja y un ruido de forcejeo por parte de la ventana, resonó por toda la habitación.
" y deja tu corazón.... "
se abrió la ventana
" Soñar ~"
Casi suspirando la palabra , salto desde la ventana al piso sin hacer ruido.
Se le formó un sonrisa retorcida al ver bultos en las mantas de aquella cama .
" A si que está durmiendo la princesa, "
Se acercó lentamente, preparando su arma . Para el era muy bajo atacar cuando su víctima esta tan a la inofensiva.
Por eso mismo apuntó las piernas de aquella figura que se mostraba en la cama.
Quería escucharla gritar , quería escucharla rogar por su vida de mierda. Que en ese momento dependía de él. No dudo en lo más mínimo en clavarle el hacha en aquella zona.
Pero realmente el momento no le pertenecía a él.
Si no a ella.
Se extrañó al no escuchar gritos, más cuando al ejecutar el primer corte no sintió la dureza que se suponía que tendría una pierna humana.
Tiro las sábanas hacia atrás esperando ver la más mínima muestra de sangre.
-Cojines... -
Soltó una carcajada, sentándose en la cama, pasó sus manos por su pelo en forma de frustración
Un poco más y se le baja la presión,
- debe estar dentro de la casa todavía, debió escuchar cuando forcejeé la ventana... -
Se tranquilizaba a si mismo, era cierto que nunca planeaba sus ataques con detalle , pero nadie era tan precavido como para recibirlo de esta forma.
Parecía broma.
-bueno a buscar-
Se paró de un salto de la cama, de cierta forma le vio el lado entretenido a la situación. Tampoco que aquella casa fuera tan grande.
- ¿ quieres jugar a las escondidas conmigo ? -
Elevó el tono de su voz, no tanto pero con el silencio de la noche fue suficiente para que sonara por toda la vivienda.
...
- tienes suerte, soy una mierda buscando.. -
Siguió hablándole a la nada, mientras abría y cerraba las puertas.
Se escuchó un ruido en la cocina
El castaño corrio hacia el primer piso.
- no entiendo porque te esfuerzas tanto en esconderte, ya se que estás aquí -
Murmuró para si, la planta baja no era grande y los lugares de escondites eran muy escasos.
Quince minutos buscando
Nada, absolutamente nada.
¿Tenía el súper poder de la invisibilidad?
El asesino, que no podía asesinar. Sus conocidos se burlaran de el.
En su desesperación se apoyo en una repisa, tiro la cabeza para atrás para soltar un suspiro ahogado.
En ese preciso momento se dió cuenta.
Que realmente no era su momento.
Si no el de su víctima que era, aunque le costará admitirlo, más astuta que el.
En medio de toda oscuridad se dió cuenta de una ligera luz, un rayito de luz de la luna, que venía de la puerta. La puerta trasera de esa casa.
A más a detalle, se fijó de otra luz. La del teléfono fijo dado vuelta.
Y ya en su frustración de que su querida princesa se allá escapado, se escucharon una sirenas de la policía desde lejos.
— Que hija de puta.... —
