Capítulo 1

23.5K 884 232
                                    

- Señor Hazar, le he traído su bebida - dijo un sirviente golpeando la puerta de la habitación del Diablo.

- Adelante Thurksen - respondió este y lo invitó a pasar mientras él permanecía sentado en el juego de sillones de su balcón personal, el sirviente principal entró y dejó la copa con la botella de fina sangre sobre la mesa que estaba al lado del príncipe mientras este parecía estar perdido una vez más en la lectura de un pequeño y añejo libro rojo.

Thurksen sólo lo observó de reojo pero enseguida el Diablo lo notó - ¿Qué? ¿Otra vez vas a regañarme por esto? - preguntó con sarcasmo.

- No Señor, no me atrevería...

- Bien... siéntate Thurksen, hace mucho que no hablamos en profundidad.

- Como ordene Señor - dijo este y tomó asiento en el sillón frente al Diablo - ¿Recordando el pasado?...

- Sí... - suspiró - me encanta vivir en el maldito pasado... es la única forma que encuentro para aliviar esta infame soledad...- respondió acomodándose en el respaldar del sillón ya tomando su copa.

Thurksen había servido a Hazar desde que era un niño, acompañando su crecimiento y particular forma de ser, pero nunca terminaba de acostumbrarse a ver la tristeza reflejada en su rostro. Aunque hacía años que la misma se había apoderado de él anhelaba el día en que el Diablo pudiese dejar ir el pasado, pero cuando lo veía con ese pequeño libro en sus manos sabía que nuevamente se sumergiría en melancolía, pues ese libro no era otra cosa que el diario de su desaparecida amada, el diario de Anna...

Hace muchos años, cuando Hazar supo de la muerte de Anna, luego de visitar por primera vez su tumba fue hasta la vieja casa de la joven en búsqueda de recuerdos y alguna respuesta ante su brutal descubrimiento, aún no podía asimilar que ella se hubiese ido para siempre, pero al entrar en ese lugar comenzó a comprender que era verdad.

Aquella casa fría, obscura y polvorienta contrastaba con el hogar pequeño pero cálido y ordenado al que siempre era bienvenido y recibido por la más hermosa sonrisa que pudiese conocer.
El recibidor donde compartían momentos de lectura, la humilde pero agradable cocina donde solía sorprenderla preparando platillos para él, ahora eran sólo una sombra de lo que guardaba en su memoria.
Subió las escaleras, aquellas por las cuales innumerable cantidad de veces la cargó para subirla a la habitación y hacer el amor, dio pasos lentos sobre el suelo de madera que parecía rechinar y con su mano temblorosa abrió la puerta de la habitación de Anna.

Su corazón parecía detenerse ante aquel desolador escenario, ese cuarto que solía estar impregnado de su encantadora fragancia ahora sólo podía sentirse el polvo circulando en el ambiente, aún así el resto estaba tal cual lo recordaba, ni un mueble fuera de lugar.

Sacudió un poco la tierra de la cama y se sentó del lado en que la joven dormía en la misma. Tocó suavemente la almohada y murmuró - Anna... - mientras la imagen de ella venía a su mente. Cada vez veía con más claridad que ella ya no estaba. Desvió la mirada a una pequeña mesa de luz al lado de esta que tenía un velador y cuatro libros acomodados de forma perfectamente simétrica sobre la misma, podía reconocer ese gesto de Anna, su obsesiva manía por el orden y la limpieza que contrastaba de manera divertida con el desorden de él. Una sonrisa escapó de él en medio de la angustia, los tomó entre sus manos, recordó que dos de ellos habían sido un regalo de él, pero había uno que no tenía título, era el más pequeño de los cuatro y sus tapas tenían un llamativo color rojo, el mismo llamó su atención y decidió darle una mirada, pero al abrirlo la primera página causó un escalofrío en él...

"Para ti, Hazar ", llevaba escrito en ella, podía reconocer claramente ese trazo, era la letra de Anna.

- Está escrito por ella... ¿Anna dejó algo para mi?... - se preguntó para sí, pero al leer la siguiente página aquello estaba lejos de ser una simple carta de despedida...

Hazar: El diario de Anna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora