IMPORTANTE

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Cuando comencé a escribir Orlando, tenía tan sólo 13 años, me encontraba desesperanzada porque la primera desilusión es la más fuerte.
Orlando de verdad existió, pero no de la forma en la que lo traze con mis líneas, es más humano de lo que parece, y no todo fue un cuento de hadas.
Estuvo lleno de confusión y engaños, inmadurez y falta de comunicación.
Y en realidad así es el amor (por lo menos a esa corta edad); Itzel ha caminado a lo largo de los años encontrándose otras ilusiones en el camino, ha tropezado y ha aprendido, y hoy con casi 19 años decide concluir este ciclo de lo que fue, con una última secuela, de lo que pasó después de tanto drama e idealizaciones de más.

En estos días estaré publicando la última parte de esta enredada trilogía.

gracias por leerme

Itzel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora