Me encontraba en casa, exactamente en mi cuarto, tirada en el suelo creando fanart de Itachi, pero sentía que me faltaba inspiración.Fui hacia el cuarto de mi hermano y tomé algunos de sus mangas de Naruto.
Buscaba alguna caricatura, específicamente la del Uchiha. Hasta que la encontré. Pude ver el dibujo de un pelinegro, quien ya era genin.
Solté un suspiro mientras reflejaba ternura en mis rostro.
-¿Cómo puede ser ser tan lindo? --- Dije soltando un chillido de emoción. --- ¡Ah! ¡Me encanta!
Volví a tomar el lápiz, ahora que estaba tan inspirada, el dibujo iba bien, los trazos eran exactos y delicados. Al terminar le agregué color con las acuarelas.
Ya había acabado, lo dejé en mi escritorio, para luego acomodar el desorden que había hecho en el piso.
Suspiré cansada a la vez que me tiraba en mi cama, giré mi cuerpo dirigiendo mi vista al techo, comenzando a recrear escenas en mi mente.
-Desearía poder verlo. --- Dije pensando en el niño de ojos ónix.
Pude notar como ese cristal, el cual había encontrado en el río y ahora colgaba de mi cuello, reflejó un pequeño destello, apenas notorio.
Mi cuarto comenzó a llenarse de niebla espesa y blanquecina. Sentí que mi corazón se me iba a salir del pecho por el miedo. ¿Qué estaba pasando?
En mi cabeza se me vino la historia de Stephen King "la niebla" haciéndome estremecer el cuerpo, ¿es que acaso este sería mi final? Ni siquiera había dado mi primer beso. --- pensé a la vez que me sentaba.
Pero mis palmas ya no sentían la tela suave de mi frazada, estaba palmeando algo áspero, era césped.
Me sobresalté poniéndome de pie, la niebla comenzó a dispersarse dejándome en un lugar que parecía ser un bosque. Mi corazón latía con fuerza y las ganas de vomitar se hacían presentes. Estaba entrando en pánico.
Comencé a movilizarme de manera desesperada, hasta que logré oír unas cuchillas clavarse en los árboles.
Me acerqué en silencio, pero aún así mi cuerpo temblaba, tenía miedo y era notorio. Pude ver la silueta de un niño, pero todo lo que estaba sintiendo empeoró al ver cierto símbolo tan conocido para mí, ese cabello largo negruzco sujetado en una coleta.
Golpeé mis mejillas con ambas palmas, haciendo arder aquellas. Corrí y corrí hasta que mi respiración se volvió agitada de manera atroz.
¿Cómo algo así era posible? ¿Esto es real? Solo hace unos minutos acababa de terminar de acomodar mi cuarto y ahora me encontraba en un mundo, el cual era inexistente, ya que al ser creado en base a un manga ni contaba como uno real ¿no?
Caí boca abajo rendida al mismo tiempo que relajaba mi cuerpo. Ya me encontraba demasiado lejos de lo que había visto.
Luego de unos minutos me senté con las piernas cruzadas y las manos en la cabeza, frustrada trataba de comprender que demonios sucedía.
Estaba tirada en mi cama, el collar brilló, ¡pum! Aparecí aquí.
Entonces lo comprendí. Había deseado ver a Itachi. Tomé aquella piedra que parecía cristal y me puse a examinarlo.
-Acaso eres como una varita mágica. --- Dije en tono sarcástico. --- Impresionante, pues en ese caso deseo volver a casa.
Volvió a ocurrir lo de antes, las palmas de mis manos sintieron otra vez la frazada y una sensación de paz invadió mi cuerpo. Inconscientemente reí bajito, ¿Cómo las cosas llegaron a ser así?