Perdonad, creo que aún no me he presentado, me llamó Daniel, tengo 14 años y voy a 3° de la ESO. Bueno, vamos a dejarnos de cursiladas. Creo que tampoco os he presentado a la mujer amargada de lengua, si la que esta gritando mi nombre, esa. Bueno pues se llama Aurelia; es que que nombre, se nota que esta amargada, quien no con ese nombre, parece que sus padres se desahogaron con ella al ponerle el nombre.
Con el humo saliendo la de las orejas me mando al despacho del director.
Me levante de mi silla con una tranquilidad que asustaba, me fui andando con un paso lento que resonaba entre el incómodo silencio, abrí la puerta con suma delicadeza de como si de una joya se tratara y antes de cerrar la puerta tras de mi, le dedique una sonrisa que enfado todavía más a la profesora.
El despacho se encontraba al final del pasillo; es que a quien se le ocurre ponerlo tan lejos y encima me tocaba en el aula más alejada des despacho, es que hay que fastidiar se.
Al llegar a la puerta del despacho la encontré entre abierta pase y no había nadie por lo que tome sitio en uno de las sillas de terciopelo negro. En frente de las sillas se encontraba la mesa de trabajo, siempre había un pequeño portátil que tenía siempre abierta la misma pestaña: las ganancias del Instituto.
En la pared a mi izquierda había una pequeña estantería con diccionarios y enciclopedias, se notaba una capa de polvo que rodeaba a todos los libros; desde mi punto de vista o es muy vago para limpiarlo o esos libros los tiene de decoración.
Unos cinco minutos más tarde escuche los zapatos del director, al entrar, recogió el portátil y se acomodo en su sitio e inspiró hondo. Yo se lo que me va a decir pues creo que me lo dijo ayer o esta mañana, no estoy seguro. Empezó su charla con un tono amable y despreocupado, me comentó que ya era la sexta vez que me mandaban a su despacho en esta primera semana de septiembre. No era normal que un chico nuevo haya enfadado a casi todos los profesores en tan poco tiempo (os explicó, este no es el primer Instituto al que voy, he cambiado desde que pase a la ESO y en este aún no me han expulsado porque al que tengo aquí delante solo le importa el dinero), pero lo dejaré pasar por esta vez, pero tendrás que ir a la psiquiatra del Colegio.
Yo acepte con una mueca, (además que me podría hacer una psicóloga) , me estrecho la mano y me abrió la puerta como señal de despedida.
