Solo a mí se puede ocurrir pedirle ayuda a Jongin para conseguir trabajo. Primero que nada les dejaré en claro que no necesito algo como esto. Mi padre me está obligando a hacerlo.
¿Por qué? Simple, acabo de regresar de la Universidad con los mejores promedios, pero no. El señor quiere que tenga un poco de experiencia antes y, en lugar de ponerme a trabajar en la mega-empresa familiar quiere que consiga trabajo en otro lugar. Pero aquí empieza lo peor; el maldito apellido PARK, que dicho sea de paso adorna todas las calles y carteles de Seúl, me impide conseguir algo. ¿Por qué? Porque los empleadores creen que me estoy burlando de ellos. Entonces no me quedó de otra que pedirle ayuda a mi amigo.
- Ánimo, Chanyeol. El lugar es imponente, podrás trabajar con todas las comodidades.
- Por alguna razón siento que debo desconfiar.
- Para nada. - se quitó el cinturón de seguridad. - Bien, voy al trabajo.
- ¿Cómo volverás a casa?
- Tal vez alguien me alcance... Voy a acompañarte, después de todo a mamá no le molestará... creo.
- Por lo menos la tuya te deja trabajar en la empresa...
- Sí, pero aquí no notarás la diferencia. El trabajo es excelente.
Cruzaron las puertas del edificio, Chanyeol pasó su tarjeta por el lector y Kai lo siguió. Una fila de adornos florales de todo tipo se extendía a los costados de una pared.
- ¿Qué?
- Deben ser regalos.
- ¿Regalos?
A ambos casi les da un ataque cuando un ramo gigante se les acercó. Una mujer pequeña y de mediana edad salió desde atrás y se sentó en su escritorio.
- ¿Qué necesitan?
- Hola, secretaria Kim. Soy Jongin y el es el nuevo contador Park Chanyeol. - lo señaló con el brazo.
- Sí, pueden pasar.
Como si no hubiera tiempo ambos jóvenes corrieron al ascensor.
- No te preocupes... - respiró - No le cae bien casi nadie, bueno, solo uno, el jefe.
- Es de esperarse. ¿Qué eran esos...?
- Deben ser regalos para tu jefe; todos son destruidos o desaparecen por arte de Kim... digo magia.
- ¿Gana muchos premios?
- No, bueno... Ya lo sabrás.
- No me calman tus palabras.
- No seas aguafiestas.
- No estoy para tu diversión, tengo que trabajar.
- Bien.
Se detuvieron en el piso acordado en el contrato y se sorprendieron, más Chanyeol, al ver a todo el personal en una fila, esperando.
- ¿Qué...
- Bienvenido, contador Park Chanyeol.- respondieron todas al mismo tiempo, sí, todas eran mujeres.
- Buenos días. - respondió y, caminando con cautela, fue hasta su oficina; casi dejó afuera a Kai.
- Se supone que eres mi amigo.
- No me digas que no fue incómodo.
- Bueno, es política de la empresa recibir a los nuevos con amabilidad.
- No se veían felices.
- No te ofendas pero los hombres guapos como tú y yo no son bien recibidos aquí.