Sexto mes antes de la boda, día 17.
Jiang Cheng contempló durante un par de segundos la silueta que se reflejaba en la límpida superficie del espejo de cuerpo entero que reposaba sobre una de las paredes de la lujosa posada. Era la suya, fuerte y esbelta, fruto de años de entrenamiento, trabajo y riguroso cultivo. Músculos marcados, curvas firmes y ángulos bien definidos. Deliciosa según cierto alguien que en cuanto se deshacía de su cinta de la frente se volvía todo un sinvergüenza que se moría por perderse entre sus torneadas piernas. Hermosa, sin duda alguna. Aun así, sabía que había algo mal con ella, con toda la piel maltratada que revelaban sus túnicas a medio colocar, pero no pudo evitar admirarse con satisfacción.
Sonrió. Sonrió como solo hacía cuando sabía que Lan XiChen estaba detrás de él, justo a su vera, mirándole con devoción absoluta.
El primer jade no desperdició ni un segundo a la hora de abrazarlo por la espalda. Amanecía y ellos tenían dos extenuantes puestos a los que volver, tareas que cumplir, discípulos que guiar, papeleo que despachar y cientos de miles de preparativos que realizar. Sin embargo, mientras pudieran les gustaría aprovechar el momento. Esas cortas noches entre caza nocturna y caza nocturna eran las únicas que podían tener para ellos dos durante aquellos meses previos a la ceremonia. Puede que todo el lío en el que se habían metido tan de pronto (gracias, Wei WuXian, gracias) fuese agotador, pero al menos las sabían aprovechar. Cualquiera se habría escandalizado por sus encuentros premaritales, pero les daba lo mismo a aquellas alturas de la película. Al fin y al cabo, no por nada llevaban más tiempo juntos que comprometidos. Y aunque les hubiese importado, desfogar el estrés era básicamente necesario o les daría algo a medio camino entre la desviación de qi y el ataque de ansiedad. Jiang WanYin todavía recordaba lo terrible que fue ayudar a organizar la boda de su hermana en conjunto con los Jin. Aunque estresante, la experiencia no se le parecía en lo más mínimo. Cualquiera podría decir que ese era el nivel fácil. Montar la suya propia —con todo lo que esto conllevaba y todas las tradiciones que o se tenían que saltar o no podían cumplir— estaba siendo como enfrentarse al mismísimo Emperador de Jade en ropa interior con las manos desnudas y un palo de madera. Dicho en plata: un absoluto suicidio.
Pero un suicidio del que disfrutaba cada maldito momento.
El abrazo de Lan Huan en torno a su cintura se hizo solo un poco más fuerte, mientras que el lazo que mantenía su cinturón en su sitio se volvió solo un poco más débil. La campana de claridad cayó al suelo, silenciosa, emitiendo un trémulo tintineo que solo sonó en los oídos de su dueño. El líder de secta Jiang sonrió taimado, viéndole venir las intenciones a kilómetros y kilómetros de distancia.
-Honorable ZeWu-Jun -pronunció con evidente retintín-, ¿acaso no te cansas nunca?
-¿De ti? Jamás podría, mi estimado Sandu ShengShou.
Una risotada clara abandonó la posada por las ventanas, como si invitase al sol de la mañana a llegar con más presteza. Ya solo empleaban sus títulos al bromear, al picarse. Hacía mucho que las formalidades habían quedado atrás entre ellos. En esa forma de llamarse no había cortesía alguna, únicamente modos burlones y cómplices. El primer jade besó su nuca ante aquella risa, escondiendo la nariz entre las infinitas hebras negras de embriagador aroma. Aspiró el perfume de los lotos en flor al retirarle los cabellos para dejar al descubierto sus cervicales mientras cataba su piel, acariciando con dientes y labios los cientos de marcas que le había dejado la noche anterior. Bajo sus besos, el líder de Yunmeng Jiang se estremeció de placer.
-Más te vale tenerlo claro. -Se mofó Jiang Cheng, revolviéndose en sus brazos para poder mirarlo a la cara. Sus labios se encontraron a medio camino, tan demandantes como exhaustos-. Nos casaremos en medio año, y no se aceptan cambios ni devoluciones.
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Cómo ganarte a tus suegros sin saberlo [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]
FanfictionO: Manual de supervivencia de Lan XiChen para una boda exitosa. El anuncio de la boda del ilustre primer jade de Gusu Lan causó sensación en el mundo del cultivo. El nombre de la pareja lo sacudió hasta los cimientos y puso a toda una generación a t...