Paso 5: Aprende a cocinar. ¡Será divertido!

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Tercer mes antes de la boda, día 13.

El día anterior, tras la reverencia de Lan XiChen en el Salón Ancestral del Muelle del Loto, Jiang YanLi dejó a su padre a solas con sus pensamientos y a su madre vigilando desde la distancia a la  polémica pareja y desapareció casi hasta la hora de la cena. Cuando volvió, tenía una sonrisa en los labios que ninguno de sus progenitores llegó a ser capaz de descifrar. En realidad, estaban los dos tan ensimismados que tampoco le pusieron gran empeño. Prefirieron preguntar directamente. Como toda respuesta ella solo dijo que su segunda prueba ya estaba en marcha.

A la mañana siguiente, para desgracia de Yu ZiYuan y su estricto y tradicional sentido de la decencia, Jiang Cheng y Lan Huan amanecieron juntos en el cuarto del líder de secta. En calidad de prometido de su maestro, al primer jade de Gusu Lan ya ni siquiera se le preparaba un cuarto de invitados. Todos y cada uno de los habitantes del Muelle ya daban por hecho que se alojaría en los aposentos privados de Jiang WanYin, poco importaba cuánto durase la visita. Al fin y al cabo, las veces que habían intentado asignarle una alcoba propia, se habían encontrado con que ni siquiera llegaría a entrar. La usó algunas veces por pura cortesía antes de hacer pública su relación —porque aunque todo Yunmeng supiera que algo pasaba entre ellos, todavía intentaban aparentar—. Pero, pasadas unas cuantas visitas desde aquel hito histórico que puso al mundo del cultivo tan patas arriba como el regreso del Patriarca YiLing o más, Jiang Cheng dejó de mandar que la preparasen. Por supuesto, su madre no estaba de acuerdo con nada de eso. Como parece ser que era a la única a la que le resultaba escandaloso, tuvo que resignarse. Mientras veía desde el marco de la puerta (atravesada entre la habitación y el pasillo exterior) a su hijo revolverse entre los brazos de Lan XiChen, bufó y desapareció en busca de su hija y de su marido.

Jiang Cheng notó una brisa fría recorrer el cuarto cuando la tercera dama Yu se marchó, pero no alcanzó a identificar el motivo. Con una especie de murmullo se pegó un poco más al cuerpo de su prometido, una agradable fuente de calor salvo en el bochornoso verano, cuando era un insoportable volcán ardiendo al que solía acabar alejando a patadas. La mano de Lan XiChen se paseó de arriba a abajo por sus cabellos y su espalda. Dejó un beso suave en su sien, un buenos días tentativo y silencioso. Llevaba ya varias horas despierto, porque a juzgar por la luz del sol que se filtraba por entre sus pestañas hacía tiempo que habían pasado las cinco de la mañana. Ante sus caricias, ronroneó. Sentía el cuerpo ligero, relajado. Era, después de todo, la primera vez en semanas que dormía más de cuatro o cinco horas del tirón. Mejor que no lo dijese en voz alta de todas formas o su prometido le regañaría... otra vez.

-¿A-Huan? -Musitó con voz ronca, dirigiéndose a él como solo lo hacía de puertas adentro.

-¿Sí, baobei?

-¿Hora?

-Puede que las ocho. -Contestó el primer jade, dejando caer una lluvia de besos sobre su frente, sus pómulos y sus párpados. Jiang Cheng dejó escapar un murmullo de puro placer gracias a las encantadoras atenciones que recibía-. O las nueve incluso. ¿Has dormido bien?

-Mnn.

Lan XiChen rio. Las onomatopeyas de su prometido cuando se estaba despertando —o cuando estaba concentrado leyendo informes, también las usaba en ese caso— en nada se parecían a las de su hermano, por mucho que al observador externo pudiera darle la equívoca impresión. Tenían otro matiz, o al menos él lo percibía así. Y le encantaban. Mentiría si negase que le rascaba la espalda solo para escucharle gimotear del gusto.

-¿Llevas despierto todo este rato? -Cuestionó el líder Jiang al cabo de unos minutos, cuando su cerebro pudo diseñar frases que contuvieran al menos un verbo y más de cuatro palabras.

Cómo ganarte a tus suegros sin saberlo [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora