Miradas.

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Por culpa de papá llegué tarde a la escuela... De nuevo.
Volví por el sendero corto, decidí recolectar algunas bonitas hojas de otoño y tomar algunas fotos para mi pared.

Estaba en cuclillas recogiendo las últimas hojas cuando lo vi caminando hacia mi; primero noté sus ojos grandes y verdes escondidos detrás de sus gafas cuadradas, instantáneamente mis ojos siguieron su nariz refinada y terminaron en sus labios gruesos.
Una ola de calor recorrió mi pecho hasta mis muslos.

—Rosie, ¿Qué tal todo hoy? ¿No has asistido a clases?—

—Yo... —contesté nerviosa— No... Es que llegué tarde, me he quedado fuera—

—Y decidiste que la mejor opción era venir al viejo campo con este frío, eres una muchacha muy peculiar—sonrió y extendió su mano—

—No creo querer ir a ninguna parte hoy, Señor Tony—

—Oh, vamos, sólo te acompañaré de nuevo a casa, mi coche está cerca de aquí, toma mi mano—

Tomé su mano, no era cómo las manos de los chicos de mi colegio, esta era muy suave y cálida...
Subí a su auto, un precioso y bien cuidado Dodge Challenger, olía a madera aromática, no pude evitar inspeccionar con la mirada todo el interior, era tan pulcro que me generaba tranquilidad.

—Es un carro bonito ¿Verdad? — preguntó antes de arrancar —

—Claro que lo es, sólo había visto de estos en las películas—

—Es un maldito clásico, lo compré cuando tenía veinticuatro años—

—Uhh, suena a que fue hace siglos—

Ambos nos echamos a reír y en ese momento mi tensión se disipó, recordé lo agradable que solía ser el señor Tony antes de divorciarse.

—Eres muy simpática, tenía un par de años de no reírme de esta manera mereces una recompensa—

—¿Qué clase de recompensa? ¿Me regalará el auto?—

—Eres más lista de lo que pensé, te subestimé un poco—

Nuestros ojos se sincronizaron de nuevo y esa mirada duró un par de segundos que se sintieron eternos...

—¿Puede llevarme por un chocolate caliente?— dije sonriendo mientras apartaba la mirada—

—¿Te parece bien uno de Betty's Sugar?—

—Sí, dicen que las malteadas son perfectas, jamás he podido tomarlas ahí, mis padres no suelen ir a restaurantes públicos...

—Siendo ambos senadores no me sorprende, pero descuida, hoy es tu día de suerte, Rosie—

Cuando llegamos al lugar estaba cerrado hasta nuevo aviso, apenas y podía verse atravez de las ventanas debido al frío

—Parece que tendrás que esperar un poco más, jovencita—

—Algún día vendré... Ahora que se ha arruinado ¿Podría llevarme a casa Señor Tony?—

—Claro que puedo pero ¿Tus padres saben que te has quedado fuera del colegio?—

—En realidad no... No puedo ir a casa hasta que den las cinco de la tarde y apenas son las nueve de la mañana —

—Si estás de acuerdo, puedes quedarte un rato en mi casa, tengo un garage, nadie te verá bajar de mi auto—

—Supongo que es mi única opción— dije mirando el piso—, mi corazón latía muy rápido, no lo entendía pero algo en el señor Tony hacia que se me erizara la piel

Una vez en su casa, me di cuenta del gusto tan refinado que el señor tony tenía, mientras el subía a cambiarse las botas y el abrigo me quedé sentada en su sofá.
Su sala de estar era preciosa, y el sofá, Dios era un sofá de ensueño, muy suave y cómodo.
Había una chimenea eléctrica muy mona y algunas estanterías muy elegantes con libros de todos los tonos.

Estaba inmersa en ese lugar hasta que sonó mi celular, era un mensaje de papá en el grupo familiar:

"Ross, hemos olvidado avisarte que tendremos conferencias fuera del estado, volvemos en tres días, ve a donde la tía Holly o quedate en alguna residencia de tu escuela. Te quiero."

Ni siquiera me sorprendió el mensaje, pero al momento de saber que ellos no estarían mis ojos se iluminaron y tuve una idea que me desbordó el alma.

—¿Señor Tony?, Señor Tony ¿Puedo subir? —

—¡Anda! Sube, estoy en el corredor de la derecha, tengo problemas para quitar el nudo de unas cadenas, de an atorado con mi saco y la corbata—

Subí de puntillas, quería verle sin que me viera, cuando por fin lo vi en el corredor la misma sensación de antes vino.

—¿Puedo ayudarle señor Tony?

—Ven aquí, Rosie, ¿Ves que se ha enredado? — Malditas cadenas, a veces no es bueno traer oro encima

—No se preocupe, le ayudo sin problema—

Tuve que pararme frente a él, comencé a deshacer el nudo de su corbata, jamás lo había tenido tan cerca mío, entonces sucedió, nuestras miradas se conectaron de nuevo y el calor entre mis muslos fue tan intenso que me arrebató el razocinio...
Besé al señor Tony con una energía desbordante.
Y él me correspondió, sentí nuestras lenguas fundirse en un cálido y frenético beso.

Me tomó suavemente por la Cintura y me aprisionó contra él, no parábamos de besarnos, era una vaivén de calor en nuestras bocas, recorrió sus manos hacia mis glúteos, tocandolos con fuerza mientras me empujaba contra él...

Fue cuando se detuvo, para mí desgracia.
Con el alma en los labios y el aliento escapando me pidió que me fuera a casa, sus ojos estaban descontentos, sentí su rechazó y salí de ahí con el corazón saliendo de mi pecho.

Mientras me iba, miré hacia atrás, el señor Tony me miraba desde una ventana en el segundo piso.

Una vez que salí de su propiedad se perdió entre las cortinas cafeses.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2020 ⏰

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Rosie DanversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora