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Los ojos azul cielo del ruso estaban a punto de soltar pequeñas lágrimas, su garganta le ardía, y su corazón estaba roto.
Jack Conway le había dicho tantas cosas que no sabía ni cómo reaccionar, quería llorar, quería gritar, quería golpearlo. Pero no podía, él no podía mostrarse débil con la persona que ama.

Su mirada –la cual tenía agachada– la levantó para encarase a los ojos color miel del mayor, que alguna vez le brindaban dulzura...
pero ahora solo le empalagan.

—Co-conway —, por el nudo en su garganta le costaba decir las palabras, pero quería saber la verdad —, ¿us-usted me quiere?

Una risa se escapó de su boca —, ¿ah que viene esa pregunta de mierda?— se acercó al comisario, pero este se alejó, no quería tenerlo cerca.

—co-conteste l-la pre-pregunta—

—claro que te quiero—, mentira, ¿cuantas veces podría mentirle al pobre ruso? No está tan tonto como él pensaba.

—¡deje de mentir, Conway!—, grito, mientras pequeñas lágrimas caían sobre las mejillas coloradas del ruso.

—no miento, Volkov, enserio te quiero.

—¡po-por favor Conway...! Dígame la verdad Conway, porque otra mentira no sé si podré aguantar...—, suplico el menor, y es que era verdad, él ya no aguantaría otra mentira. Ya no.

El silencio reino el lugar, y aunque Conway no había dicho nada, Volkov supo todo. No lo quería.

Se secó las lágrimas y sonrió.

—soy un tonto, ¿sabes?— río — te quise tanto que le fallé a tantas personas... incluso me fallé a mi mismo —, Volkov se abrazó a sí mismo, se sentía estupido, pensar que el moreno sentía algo por él le hacía sentir así.

Suspiro y con un simple "adiós" se largo de ahí, sin siquiera verle, porque sabía que al voltearlo a ver iba a correr a sus brazos.

❝𝐪𝐮𝐢𝐞́𝐫𝐞𝐦𝐞, 𝐉𝐚𝐜𝐤❞Where stories live. Discover now