CAMBIO DE PLAN

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Adrien

Antes de

—Hey Mari! Soy yo, Alya. — Una voz suave llegó al sistema de mensajes del condominio varios días después. —Nino y yo acabamos de aterrizar en París y estoy devolviéndote la llamada. ¡No puedo creer que estés saliendo con alguien! ¡Un hombre mayor! Tal vez eso es lo que siempre has necesitado, ¿eh? ¿Cuántas flores te ha enviado de nuevo? ¿Oh, y puedes por favor dejar de enviarme mensajes de texto detallados sobre todo el increíble sexo que estás teniendo y ceñirte a los emails? El pequeño Jake me acaba de preguntar qué significa la frase 'me trabajó con su lengua hasta que me corrí en su cara', así que... Sí. ¡Llámame!

¡Bip!

Me puse un par de guantes y me acerqué a los marcos que cubrían la pared de la sala de estar de Marinette. Había fotos de ella jugando dentro de aviones privados con su mejor amiga, fotos de ella jugando junto a su madre cuando era más joven, e innumerables fotos de ella posando dentro de varias oficinas de moda.

Su letra cursiva manchaba el borde de cada foto, capturando la esencia del momento con frases cortas como: ''Siempre amaré a esta mujer como a una hermana'', ''Te extraño todos los días, mamá'' y ''Volando alto con la mejor amiga que una chica pueda tener''. Estaba a punto de seguir adelante y mirar la habitación de al lado, pero vi una imagen familiar en el marco más bajo. Una foto mía. Yo en la cama, sosteniéndola contra mi pecho después de otra ronda de sexo.

¿Qué...?

Levanté el marco de la pared y lo miré fijamente. Sonreía con los ojos cerrados, su cuerpo desnudo al ras del mío mientras yo dormía tontamente. Entrecerrando los ojos, leí su inscripción en cursiva: ''Este hombre dijo que me 'arruinaría'. Poco sabe, me está salvando... ''

JODER.

Devolví el marco a su lugar correcto, y me di la vuelta.

Las flores que envié esta mañana estaban en la mesa de cristal de su entrada.

Las de ayer y antes de ayer estaban haciendo guardia en su rincón de lectura.

Necesito terminar con esto de una vez...

Me dirigí a su cocina e hice una doble toma. Esta habitación era el doble del tamaño de un condominio básico en el edificio. Todo era inmaculado y blanco, los electrodomésticos eran de diseño, los mostradores y estantes de granito gris. A pesar de que era una antigua heredera y nació en una familia rica, este era el tipo de cocina que pertenecía al condominio de un multimillonario. El tipo de cocina que nunca funcionaría para el tipo de escena que necesitaba crear. Por otra parte, valía la pena intentarlo.

Caminé hasta su refrigerador y saqué la bandeja de tarros de yogurt de su estante superior. Insistía en comer tres de estos al día, aunque una vez discutimos que no lo necesitaba.

Sacando el pequeño paquete rojo de mi bolsillo, comprobé dos veces para asegurarme de que tenía suficiente para llenar cada uno de sus tarros. El paquete estaba lleno de cacahuetes secos e insípidos, con un sabor tan débil que no lo vería venir. Tomaría al menos cuatro cucharadas antes de atragantarse, y como ya le había llenado el bote de epinefrina con agua la última vez que la vi, sus intentos de automedicarse serían inútiles. En caso de que tratara de comunicarse con los paramédicos, su teléfono celular no sería capaz de comunicarse con el 9-1-1; programé su teléfono para que se comunicara con el mío si alguna vez lo marcaba.

La limpiadora la encontraría por la mañana, el trabajo estaría hecho, entonces. Pasaría al siguiente.

Desenrosqué la primera fila de frascos y abrí el paquete. Lo sostuve sobre el yogur, y luego me quedé parado. Conté hasta treinta segundos y prometí verter el paquete en cuarenta y cinco.

(1) MALDITO MENTIROSO (ADRINETTE +18 - ADAPTACIÓN-)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora