Tal vez algún día

228 15 3
                                    

Todo había terminado. No más guerra. No más sangre. No más decisiones imposibles. No más carga sobre sus hombros. Una carga que nunca pidió; pero que desde el primer momento en qué esos 100 adolescentes llegaron a la Tierra cayó sobre ella. Ella fue su líder. Ella había tomado decisiones que le quemaban el alma pero que habían protegido a quienes amaba. Ya no habría más de eso. Ya no. Pero eso no significaba que todo lo que había hecho para llegar a ese momento la siguiera atormentando cada noche. Qué la perdida de las personas que más amaba no le pesará tanto en el corazón.

Las primeras noches habían sido las más duras. Le embriagaba de felicidad pensar que sus amigos se habían quedado por ella. Qué no estaría condenada a una vida solitaria. Después de tanto, estaban juntos. Vivos. Aún así ella lo había perdido todo. En el proceso de mantener a la gente que amaba viva irónicamente había perdido a las personas que más amaba en el universo. Madi, Lexa, Abby, Bellamy.

Madi se había ido, había trascendido. Era lo más importante en su vida. Lo que le daba un sentido. Y se había ido. Le tranquilizaba saber que estaba en paz, que no sentía dolor. Pero egoistamente solo quería más tiempo con ella. Poder abrazarla de nuevo. Decirle cuánto la amaba.

Luego estaba Lexa muriendo en sus brazos. Lo impotente que se había sentido por no poder haber hecho nada para salvar a la mujer que amaba. Había pasado tanto tiempo y la herida seguía abierta. La extrañaba cada día. No tenía palabras para describir cuánto la amaba. Y no podía describir lo duro que había sido verla de nuevo pero sin que fuera ella realmente. Quería tanto que fuera ella y no un juez sin emociones.

Estaba con sus amigos. Sí. Pero a veces solo soñaba con tener a Lexa a su lado y ver crecer a Madi. Una vida con ellas hubiese sido más de lo que jamás podría imaginar.

Cuando miraba atrás se sentía afortunada de al menos poder haber amado con tanta intensidad. A Lexa fugazmente. A Madi por tan poco tiempo. Y tal vez merecía eso. Ese tipo de vacío que siempre la acompañaría. Por todas las decisiones que había tomado. Por toda la gente que había matado. Tal vez se merecía nunca poder saber lo que esa vida pudo haber sido. Y aunque ya no había más guerra ese vacío siempre estaba en ella. Ese vacío que sus amigos aminorarían. Pero que nunca desaparecería.

Tuvieron una vida buena. Pero ahora le tocaba a ella. Sus ojos se cerraban y el dolor también se desvanecía. Ella no iba a trascender no. Nunca se encontraría con Madi de nuevo. No importaba el dolor que eso le causará a cada segundo, mientras ella estuviera en paz, feliz y tranquila. Tal y como la juez con el cuerpo y voz de Lexa le había prometido hace ya tantos años atrás. Estaba bien dejar ir todo. Por fin. Después de tanto tiempo. De alguna manera se sentía más en paz que nunca mientras la voz de Murphy se desvanecía. "Que nos volvamos a encontrar Clarke..."

Y lo sabía. Siempre lo había sabido. Sabía que inevitablemente e inexorablemente volvería a escuchar su voz. Sentir su calor. Y ver su sonrisa de lado. Así que está vez no le sorprendió. El corazón no se le salió del pecho como las dos veces anteriores. Está vez no había prisa. Lexa no corrió a abrazarla, cómo lo había hecho en la ciudad de la Luz. Ya no existía la mundana limitación del tiempo o del espacio. Ella estaba ahí, sin la pintura de guerra, sin la armadura de comandante. Todo el peso que la comandante de los 13 clanes había soportado se había ido y solamente era la joven de quién Clarke se había enamorado profunda e irrevocablemente. Ella estaba ahí radiante. Y cuando sus ojos, azul y verde por fin se cruzaron Lexa sonrió. Como si hubiese estado esperando ese momento por siempre. Como si no importará en absoluto cuánto tiempo hubiese pasado. Como si en realidad no hubiese pasado ni un segundo desde que se separaron. Irradiaba la tranquilidad y confianza que siempre hacia sentir a Clarke en casa. Se miraron y no había necesidad de palabras. Lo sabían. Siempre lo habían sabido. Ya no había preocupación, angustia o dolor. Eran solamente dos jóvenes enamoradas con toda la libertad de amarse. Está vez Clarke no corrió a abrazarla cómo lo hizo en el test final. En ese entonces Clarke sabía que esa no era Lexa. Lo sabía desde el instante en que la vio. Y eso casi la derrumbaba en pedazos. Aún así no pudo retenerse a sí misma en ese momento, abrazarla y fingir que ella estaba ahí. Ya no había necesidad de eso. Ahora ella estaba ahi. Era lo natural, era lo lógico, lo único que hacía sentido, era lo que siempre estaba y estaría destinado a ser. Sus almas estaban unidas y eran solo una. Sus caminos siempre se encontraría una y otra vez. Y Clarke no podía más que regresarle la sonrisa a Lexa mientras sus ojos se llenaban de lágrimas una vez más. Esta vez eran de una felicidad abrumadora.

Lexa se acercó con calma y acunó el rostro de Clarke gentilmente retirando las lágrimas de su rostro. Clarke se quedó sin aliento al sentir el contacto. Finalmente. Después de tanto. Tan real. Cerró los ojos un momento dejándose llevar por la inmensidad de sus emociones. Lexa seguía siendo su más fuerte fortaleza y su más grande debilidad. Su toque era tan gentil y delicado. Suave. Clarke abrió sus ojos y se perdió en la mirada verde que la miraba con un cariño enorme. No había necesidad de decirlo. Porque Clarke lo sentía en cada célula de su cuerpo. Aún así Lexa susurró suavemente:

- Te amo Clarke -

Y Clarke lo sabía. Lo sabía muy bien. Por qué ella la amaba de vuelta de una manera tan intensa que le quitaba el aliento.

- Este es nuestro tal vez algún día Lexa - Dijo Clarke mientras se inclinaba para besar a Lexa -

Fue suave. Lleno de significado. De todo lo que las palabras nunca alcanzarían a decir.

Y se siguieron besando con calma, sanando todas su heridas. Recuperando lo perdido. Lágrimas de felicidad corrían por las mejillas de ambas. Y se quedaron unos minutos abrazadas. Clarke descansando su cabeza en el hombro de Lexa. Sus cuerpos eran el refugio de la otra. Era como si el tiempo se hubiese detenido. La paz que sentían en ese momento no era comparable con nada que hubiesen sentido antes.

Clarke por fin miró a su alrededor. Esto no era la Tierra. Tenía un aire diferente. Se sentía diferente. Aún así,  había árboles. Muchos árboles.

- ¿Dónde estamos Lexa?-

-¿Recuerdas que te dije que la muerte no era el final? Bueno, nadie sabía con certeza que había después. Es difícil de describir. No es como la ciudad de la Luz. Y no hemos trascendido, no. Pero estamos en paz. Y nos encontramos de nuevo con quiénes amamos más. No somos una sola consciencia y tal vez nunca experimentaremos ese tipo de trascendencia o de paz que va más allá del entendimiento humano. Pero esto está dentro de nuestra naturaleza. Y es más que suficiente. Todos aquellos que no transcendieron, están aquí. Aunque como dije solo puedes encontrarte con aquellos a quiénes amas. El amor es lo más significativo en nuestra vida. Y es lo que nos da la oportunidad de seguir viviendo. En algo tenían razón nuestras creencias en la Tierra. Nos volvimos a encontrar. Y nuestra lucha por fin ha terminado-

Clarke absorbe cada palabra y sonríe. Toda la lucha terminó. Por fin puede alcanzar un descanso que jamás soñó podría obtener. Por fin está a lado de la mujer que ama. Y no puede dejar de ver a Lexa y sentir como su amor hacía ella es tan indiscriptible.

Lexa ríe. Y es el sonido más tranquilizador que Clarke pudiese desear escuchar.

- Podría quedarme aquí por siempre Clarke, viendo como me miras-

Clarke ríe de vuelta- No diría que tú me miras de una manera muy distinta Lexa-

- Lo sé - Lexa admite con voz tranquila, después toma la mano de Clarke y suavemente la dirigue hacía adelante- 

- Vamos, los demás también te han estado esperando -

Y está vez Clarke se deja llevar sin nada sobre sus hombros. Sin culpa. Sin angustia. Sin temor. Sin dolor. Se deja llevar por la mujer que ha amado más en toda su existencia. Y a quien volverá una y otra vez. Tal y como Lexa había permanecido firme, fiel y siempre a su lado. Amándola a pesar de todo.

Tal Vez Algún DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora