>Introducción<

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¿Qué harías si te detectan una enferma no reconocida a tus 6 años?

¿Qué harías en mi lugar?

Sabía que yo no estaba bien, no desde que empecé a vomitar todos los días sin razón alguna, sabía que yo no estaba bien desde que me miré en el espejo y vi mis costillas sobresaliendo de mi cuerpo o mis clavículas resaltando desde lejos ¿qué estaba pasando? Ni yo, ni mamá, ni los grandes doctores sabían.
Solo sé que esto estaba acabando conmigo con el pasar de los años.

Ir a la escuela fue un problema para mí, los niños solían burlarse de mi bajo peso, y mis hundidos ojos, pero mamá decía que yo era muy bonito ¿por qué para ellos yo era feo? Se supone que lo que una mamá dice es cierto, ¿mamá me estaba mintiendo? ¿O los niños son muy crueles?
Pensé que podría aguantar aquellos comentarios, pero el pensamiento fue descartado cuando los insultos pasaron a ser actos graves.

Todos me conocían, pero no como Park Jimin sino como “cadavera" , recuerdo que mis útiles escolares eran escondidos para que yo no haga los deberes, mamá me regañaba por ser tan "despistado", así que tenía que ir a la librería por unos útiles nuevos.

Cansado de hacer que mamá gastará en mí, enfrente a esos niños, les pedí con el ceño fruncido que me dieran mis útiles escolares. Se miraron entre sí con burla, me agarraron de mi brazo y aunque traté de zafarme de ellos, yo era muy débil y delgado, fui arrastrado al baño y cerraron la puerta con seguro, me llevaban agarrado de cada brazo para evitar mi escape y el “líder" de ellos empujó mi cabeza en uno de los cubículos sucios.
La sensación fue asquerosa, quería vomitar, quería que pararan.

-mírate Park, te ves tan estúpidamente asqueroso- decía el líder mientras reía con su grupito

-p-para… p-por favor- 
-te lo suplico J-Jackson… p-para-

Recuerdo que empecé a llorar, pero mis lágrimas no podían ser diferenciadas de la sucia agua del cubículo.

Finalmente me dejaron cuando se oyó la voz del maestro afuera, tocando la puerta con fuerza mientras preguntaba si había alguién aquí adentro, ellos asustados y yo agradecido, salieron empujándolo.  Y yo... estaba agradecido sí, pero tenía vergüenza de que me viera así todo sucio de excremento.

Patético. Eso era yo.

-¿Park qué…?-

Lo siguiente, el maestro con la boca abierta viéndome y yo empezando a romperme  en llanto.

Entonces cuando llamaron a mamá, tuve que hablar avergonzado todo lo que estaba pasando, mamá lloraba desconsolada mientras limpiaba con unas toallitas mi rostro, y repetía seguidamente perdón.

¿Por qué?

Mamá… yo soy el que debe pedirte perdón, mi nacimiento fue caro.

Desde ahí nunca más regresé a un instituto, mamá contrataba maestros para que me dieran clases en casa, cómo hasta ahora lo hace.

Con los Pies Descalzo YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora