Único

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Este fic pertenece a la #Kiriasuweek2020

Fecha:03 de Octubre.

Tema Escogido: No puedes comprar mi amor.

AU

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|Princesa|

Estaba usando la pantalla de su móvil para colocarse el lápiz labial, cuando el timbre del ascensor sonó, indicándole que podía subir.

Pero cuando estaba a punto de poner el pie dentro de la cabina, una voz ronca que usualmente le erizaba los cabellos de la nuca en desagrado, la frenó en una pose extraña; con su pie en alto como si fuera bailarina de ballet.

—Buen día princesa, te ves muy bien hoy.

Alzó los ojos sabiendo que toda su buena predisposición ya se había evaporado. Cómo supuso, allí estaba el causante de su malhumor matutino.

Kazuto Kirigaya.

Genio tecnológico de 25 años, altura promedio, cuerpo de deportista que lucía muy bien en traje de oficina. Salvaje cabello negro y ojos grises que según su estado de ánimo variaban a distintas sintonías de azul.

—Hey ¿Dónde vas? Podemos compartir el ascensor, vamos al mismo lugar.

Asuna había dado la vuelta, dispuesta a ir por las escaleras. Al parecer sin importarle que se trataban de 10 pisos y usaba stilettos.

—Es más saludable hacer deportes —respondió a regañadientes. Y luego se maldijo por haberle respondido.

El joven se rió —Tú te lo pierdes preciosa. Me tenías todo para ti...

No terminó de oír sus infames palabras, el ascensor se apiadó de ella y cerró las puertas, sepultado dentro la respuesta del bromista.

Los tres primeros pisos los subió a buen ritmo. Pero conforme pasaba el séptimo, empezó a agitarse. Sus pies pesaban el doble y el taco aguja que usaba no ayudaba.

Maldito seas Kirigaya.

Tenía ganas de gritarlo a los cuatro vientos. Lo detestaba terriblemente desde que estaba en preparatoria. Él cursaba su anteúltimo año cuando ella ingresó con todas sus esperanzas de niña a la escuela. Y desde entonces la hizo objeto de una osada persecución, primero por ganarse su amistad y luego, según sus propias desvergonzadas palabras: su amor. El que fuera la hermana menor de su mejor amigo de la escuela, no le hizo desistir en su afán de molestarla, Kou hasta parecía alimentar el capricho que el joven de cabello negro tenía con ella.

Por supuesto cuando este se matriculó en la universidad pensó que se había librado de su molesta presencia y se olvidaría para siempre de su palabrería barata. Todo lo contrario. La cuota de ausencia hizo lo suyo y cuando volvió a verlo, más varonil, más guapo y más inteligente que nunca, se la pasó declarando que no pasó un solo día bajo el sol, sin que la tuviera presente en sus pensamientos.

A cualquier chica romántica que se precie de serlo, aquello le hubiera parecido una grandiosa confesión de amor, pero no para Asuna que tenía los pies bien plantados sobre la tierra. Podía ser un poco ingenua, pero no para creer a hurtadillas todo lo que un guapo casanova le susurrara al oído.

Porque ese era el concepto que la joven tenía de él. De él y del resto de los amigos de su hermano. Nunca le tomó en serio, porque, así como crecía su amor por ella, crecía su fama como Don Juan.

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