¿El Plan Perfecto?

Capitulo 6: El arroz comienza a cocinarse.

Diligentemente, Yibo se encargó de hacer llegar el mensaje de los amigos de Xiao Zhan, a su familia, quienes no tuvieron reparo en brindarle a su invitado todas las comodidades posibles para que este tuviese un buen sueño reparador. 

La humilde morada de Wang Yibo era una casa de estilo tradicional, tenía un baño, la cocina y la sala, esta ultima era un espacio pequeño en el que se acomodaban tres sillones acolchonados, un televisor y una mesa de centro en la que nunca faltaban las frutas, y cuatro habitaciones, una para cada miembro de la familia, por lo que esa noche, luego de una corta sobremesa, gracias al insistente Yibo con "no olviden que Xiao ge debe dormir temprano", llevo a las once en punto a Xiao Zhan para dormir, mientras este último se desvivía en disculpas por causar inconvenientes. Pero estaría siego si no lograra sentir lo bienvenida que fue su presencia en el hogar Wang, empezando por la señora Wang Fei, la madre y cabeza del hogar, una mujer en mediados de sus cincuenta que era como ver una copia fiel de Wang Yibo, con un rostro al principio casi indescifrable, pero con un encanto escondido que salía a la superficie tan pronto percibía la confianza en la otra persona, no paro de agradecerle por su disposición para ser el fotógrafo de la boda de su hija mayor, también por dar un empleo a su hijo, quien al parecer no suele tomar las cosas con suficiente seriedad, contó lo complicado que fue convencerlo de ingresar a la universidad, casi tuvo que usar la fuerza, ni hablar de un trabajo, que haya durado más de una semana con este era algo por lo que sentirse agradecidos; por su puesto Wang YiFei estaba encantada de conocerlo y contarle a detalle todo lo que esperaba de la sesión de fotos y el futuro vídeo de bodas, y por último la menor de los Wang, Wang YiMing que no dejaba de mirar a Xiao Zhan con adoración y no se contuvo para sacarle toda la información posible sobre sus experiencias como animador, ella aspiraba ser ilustradora, quería dar vida a los personajes de un comic o novela gráfica y no paro de hablar incluso mientras su hermano mayor se llevaba a Xiao Zhan a su recamara.

Yibo analizo el anterior panorama silenciosamente desde su asiento en la mesa, dese el comportamiento de su madre y hermanas, que estuvieron completamente embelesadas con su invitado hasta el comportamiento de Xiao Zhan, que parecía un pececillo de agua dulce en su rió de toda la vida, no le sorprendía, después de todo a él también le gustaba mucho Xiao ge; Un par de ojos se abrieron de golpe, en mitad de la noche y aunque se resistió a abrirlos por el presentimiento latente en su pecho de que algo no estaba en su lugar, tuvo que hacerlo para comprobarlo, Yibo fue consiente del hormigueo en sus brazos, era peculiar, se sentía entumecido, pero era tan cómodo de alguna manera, su visión no tardo en esclarecerse y se encontró a si mismo amarrando con sus pies y manos a Xiao Zhan, quien para empeorar todo mucho más, también estaba despierto.

—has despertado ¿tampoco puedes dormir? — murmuro el mayor, su aliento moviendo el cabello sobre la coronilla de Yibo, cuyo avergonzado rostro casi se hunde en pecho de Xiao Zhan —sabes, me preocupaba que durante la noche me patearas o me lanzaras un manotazo, esto es, inesperado, pero, afortunadamente indoloro— una risa ligera hizo vibrar el pecho del joven, haciendo que el menor, que continuaba rígido sobre él, se relajara un poco.

—por favor, perdóname Xiao Zhan ge, debió ser muy incómodo para ti— el menor de pronto estaba arrodillado sobre su cama, con la cabeza gacha, ni si quiera el mismo podía excusar sus acciones, ha dormido solo desde los seis años, dos años antes que sus hermanas quienes fueron reacias a separarse de la cama de su madre, tampoco era un hombre de abrazos o mimos, porque su familia en general no era de contacto íntimo, no encontraba el motivo por el cual termino siendo un koala con su jefe, solo tiene un vago recuerdo de que en su sueño se apretaba contra una nube suavecita y calida, estaba tan feliz y esa nube olía tan bien que sintió la necesidad de apretarse contra ella. —te desperté, perdón— no podía decir otra palabra o mirar a la cara a Xiao Zhan.