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Choi Yeonjun. Maldita sea, como odio a ese chico.

Odio que cada día de su vida llegue a quejarse de las grandes cosas (por no decir desgracias) que suceden en su patética vida. Es estresante. Habla, habla, y habla. Se queja del clima, del chico que le gusta, se queja de que no le hace caso y... Sólo quiero ahorcarlo.

Como justo ahora que está sentado a mi lado, a la vez que estoy dándome de golpes en mis manos. El de cabellos castaños se mantiene hablando del por qué el chico que le gusta debería de prestarle atención. Te juro que no le interesa.

—Él ni siquiera voltea a verme.

Me pregunto, ¿a caso ese chico tendría la capacidad de hacerlo callar? También me cuestiono si siquiera le habla.

— ¿Siquiera le hablas?

Él me mira anonadado. Jamás le había contestado a una de sus preguntas, más que preguntas, jamás le respondí. Aseguraba que apenas conocía mi voz. Nunca me daban ganas de contestarle porque solo sería entrometerme más.

— ¿Qué? —él me mira y se cohibe —.Bueno, sí.

—Él debe de hacerte callar.

—Vamos... Tú no crees que hablo tanto... —me observa de nuevo y regresa la vista al frente—. ¿O sí?

Suelto una risa amarga y junto ambas de mis manos. A mi lado está TaeHyun leyendo un libro de la materia, intentando ignorar a la vez al chico que está a mi lado, y Yeonjun solamente está temeroso a lo que vaya a responder.

Sería un buen momento para decirle que lo odió, que esperaba que reprobara la materia de artes de la que le culpaba por no prestar atención; que quería que se me cayera el sándwich que se comía cada mañana de igual manera. Nunca cambiaba. ¡No lo entiendo! Sin embargó, me resigno a no ser tan malo.

—Sí, eso creo, Yeonjun.

—Ah, ¡eres muy malo! —siento un manotazo en mi hombro. Sé que viene de nuevo su gran hablar y observo a TaeHyun ponerse de pie.

Le pregunto con la mirada el por qué de dejarme en la guerra sólo. Siento miedo del abandono y poco apoyo que tendré.

—He estado suficientes veces desayunando con ustedes como para saber que sigue —habla serio. Cruza ambas piernas de la banca roja y sonríe— Además, tengo que devolver el libro.

— ¿Qué sigue? —pregunta Yeonjun. El chico mayor rueda los ojos y me hace un mohín diciendo suerte. Volteo a ver a Yeonjun y recargo mi barbilla en la palma de mi mano — ¡Claro! Ustedes piensan que yo hablo y hablo, ¿no? Oh, sí. Los chicos como ustedes nunca entienden todo esto. Solo miran por...

Me mantengo al tanto de lo que sea que esté detrás de su mirada. ¿Por qué sigo aguantando? ¿Por qué no simplemente me pongo de pie y le digo que deje de joderme tanto?

— ¡Tú eres tan malo conmigo! Sólo hablas para decirme cosas feas, ah ¡SOOBIN CASI PUEDO JURAR QUE TE ODIÓ!

También lo odió. ¿Por qué no le digo que lo odió? ¿Por qué sigo sentado aguantando que me de golpes en el hombro?

— ¿Ves? ¡Ni siquiera me prestas puta atención!

Quizá hasta te presto más puta atención qué cualquiera que esté en este lugar. Y no se por qué. ¿Puedes decirme tú?

—Cuida tu vocabulario —Mencionó vagando fugazmente la mirada en él.

— No me vengas con esas mierdas, ¡por qué eres así, joder!

Le detengo de una buena vez la vista a los ojos y sonrió falso. ¿Por qué no me pongo de pie y ya? ¿Por qué sigo siendo un estúpido?

— Los chicos que hablan así no se ven bonitos ¿Entiendes, hablador?

— ¡Deja de molestarme! Te he escuchado hablar así, no puedes decirme nada. Oh, entiendo eres de esos chicos —Comienza de nuevo. Intento ahogar una sonrisa en el fondo— No soy hablador, yo simplemente expreso lo... ¡Para de reírte!

Observó bien su rostro. Está con su mirada fija en algún punto del recinto, quejándose de lo que no me importa. En un momento ya está hablando de lo que le he dicho. Bien, el pudo interpretar que le dije que estaba lindo. Sus cejas se juntan porque está enojado y sus labios largos se mueven junto con sus manos. La piel que cubre su cuerpo tiene un brillo aquella mañana y su camisa amarilla solamente le hace ver más brioso.

— Soobin, préstame atención... ¡YO SOY TU AMIGO Y NUNCA ME PRESTAS ATENCIÓN!

¿Por qué no te callas, Jun? ¿Por qué no mejor te vas tú?

Bien. Estoy delirando.

— Yeonjun... Yeonjun —él sigue y sigue. Me dan ganas de sonreír pero no, no puedo— ¡Yeonjun!

Él me mira.

— ¿Qué?

Por primera vez me presta atención en, qué se yo. Tanto tiempo que espere ese maldito día, sí. Por fin le diría todo, le diría que lo odiaba. Que lo odiaba tanto que.. No sé. ¡Que lo odiaba! Y él por fin se iría con sus amigos, me quedaría con los míos. Y nunca volvería a verlo.

Ah. Pero no.

— Cállate.

Sus cejas se juntan. Se que sigue, lo sé perfectamente.

— ¿Callarme? ¡Cállate tú! ¡Déjame hablar, tu siempre haces tus cosas y siempre me quieres decir que hacer o qué no! —está enojado— No, no Soobin. Para de ser así, para, ¡casi te odió!

¿Por qué, Yeonjun?

Plantó un beso en sus labios. Él se mantiene estático, no se mueve. No hace nada. Sus manos se aferran a mi playera, cuando yo estoy aferrado a sus hombros. En unos pocos segundos, me separo de él.

—Cállate, ¿bien?

Hasta pronto loves ♡︎

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Hasta pronto loves ♡︎

¡Cállate! || SOOJUN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora