Era una mañana muy tranquila, lo cual sorprendió a Hoseok. Miró su teléfono y se dio cuenta que otra vez se había quedado dormido para las clases. Su cuerpo dolió cuando se puso de pie y mientras entraba a la ducha se sorprendió al ver las distintas marcas moradas y verdosas que tenía en todo su torso. Se obligó a fingir que estas no existían e hizo un esfuerzo en tratar de tocar lo menos posible su cuerpo al momento de vestirse. Rogó al cielo que su familia ya no estuviese en casa, pero como era costumbre en su vida, la suerte no estuvo de su lado y un grito lo interrumpió al momento de abrir la puerta a la salida.
— ¿No vas a decir buenos días Hobi? Yo no he criado a un niño irrespetuoso, ¿acaso tu padre debe disciplinarte otra vez? — Todo su cuerpo se tensó ante la sola mención de su padre y se esforzó por que su voz sonara firme al momento de responder.
— V-Voy tarde... No puedo atrasarme, tengo un examen importante. Lo siento mamá... no volverá a pasar, pero de verdad necesito irme. — intentó explicar rápidamente y sintió sus manos temblar.
— No le respondas a tu madre de esa manera, ven a sentarte un segundo. — En un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el comedor, no iba a contradecir a su padre y arriesgarse a que lo golpearan de algún modo. — Queremos hablar sobre lo que sucedió anoche, tienes claro que si te hubieses comportado de esa manera no me habría visto en necesidad de castigarte, ¿no es así?
La mente de Hoseok se quedó en blanco por unos momentos. De la nada se vio a si mismo tirado en el suelo de la sala de estar recibiendo patadas y gritos, mientras su madre y hermana observaban todo desde la puerta de la cocina. Aún podía recordar el sabor metálico de la sangre y sus pulmones quemando debido a la falta de oxígeno. A pesar del dolor. él era consciente de su responsabilidad en todo lo que le estaba pasando. Era lo que merecía por haber avergonzado a su familia en la importante cena familiar con los Kim. Lo que más se encargaba de repetir su madre era que no debía contradecir a su padre, mucho menos si se trataba de sus estudios, pero como siempre Hoseok arruinó todo al momento de decir que el en realidad no estaba interesado en la administración del negocio familiar y que su verdadera pasión era la danza.
Un golpe en su antebrazo lo trajo de vuelta a la realidad y se dio cuenta de picor en sus ojos, eso solo significaba que estaba a punto de llorar y eso era lo último que necesitaba.
— ¿Te quedó claro? — No sabía que había dicho su padre, pero solo se limitó a asentir con su cabeza. — El baile es una mierda para maricones y yo definitivamente no he criado a un maricón, si te escucho decir que quieres desperdiciar tu vida en eso yo mismo me encargaré de romper tus piernas, ¿entendido? Ahora fuera de mi vista.
Salió de su casa lo más rápido que sus temblorosas piernas pudieron y en cuanto llegó a la parada del autobús no pudo evitar llorar, le gustaba pensar que todo lo que su padre había dicho eran simples amenazas pero en el fondo sabía que cada palabra era real, aún recordaba cuando su madre descubrió que escapaba de sus clases de atletismo para ir a danza con Jimin, solo tenía catorce pero eso no detuvo a su padre al momento de fisurarle una costilla, después de ese incidente se vio obligado a fingir una gripe contagiosa y faltó una semana a clases para recuperarse. Sus amigos lo contactaron por teléfono, pero ninguno fue capaz de percibir su voz temblorosa al momento de hablar, solo Jihye se dio cuenta lo que de verdad había pasado cuando un día entro a su casa a escondidas y lo vio acomodar el vendaje que rodeaba todo su pecho.
Kang Jihye, iba en su mismo grado, pero en distintas clases y era la única persona a la cual podría confiarle su propia vida. Luego del incidente de su costilla, Jihye y él se volvieron inseparables. Ella era menor por un par de meses y vivía a unas calles de su casa, por lo que deseaba que ella también se hubiese atrasado para poder desahogarse en paz. Siempre se encargaba de cuidarlo y visitarlo a escondidas cuando ya no podía ir a clases por lo mal que se encontraba su cuerpo, ella era el pilar fundamental en su vida y en el fondo sabía que sin ella probablemente ya se habría quitado la vida. Hoseok es completamente consciente de lo dependiente que es de la muchacha pero está seguro que cuando vaya a la universidad y ellos vivan juntos en Seúl — como han planeado desde que tienen quince años — todo cambiará y finalmente podrá vivir su vida como él decida.