Harry Potter One-Shots

La sobrina de Argus Filch

—Fueron ellos, ellos son los responsables de lo que ha sucedido—exclamó la profesora Umbridge mientras señalaba con sus dedo índice a un peculiar grupo de estudiantes, cuyas cabezas estaban cabizbajas.

Dumbledore la miró con curiosidad.

—¿Es eso cierto, Harry? —le preguntó al chico de anteojos y cabello corto marrón, mientras lo miraba con mucha tranquilidad.

—No señor, no hemos sido nosotros—declaró este con tono enfadado mientras miraba a la mujer de rosa enfurecerse.

—Le he dicho un millón de veces que los niños buenos no mienten, señor Potter—comentó esta con frialdad.

—Señorita Umbridge, hágame el favor de enviarle una lechuza a la sobrina del señor Filch. Estoy seguro de que querrá visitar a su tío para ver cómo se encuentra.

Dolores miró al director con algo de molestia, pero finalmente asintió y se retiró marcando fuertemente sus pasos al desaparecer por el pasillo.

—Mientras tanto, ustedes, acompáñenme a la sala de enfermería. Se quedarán con el señor Filch hasta que su sobrina venga a cuidarlo.

—Pero profesor...—tanteó Harry y Dumbledore levantó su mano indicando que dejara de hablar.

—No los estoy haciendo responsables Harry, pero alguien tiene que quedarse con él mientras llega su familia. ¿De acuerdo? —preguntó y todos asintieron.

El grupo en conjunto con el profesor Dumbledore se encaminó hacia el ala de enfermería, donde la señora Pomfrey iba de un lado a otro, buscando la medicina que tenía que suministrarle al viejo conserje.

—¿Desde cuándo Filch tiene una sobrina? —preguntó Fred en voz baja al llegar junto a la cama donde se encontraba Argus, delirando.

—No lo sé, creí que no tenía familia—respondió George y todos asintieron.

—Familia tenía, pero supuse que no se llevaba con nadie—comentó Harry.

—Es que el tipo no es muy simpático que digamos—comentó Ron y Seamus y Neville rieron.

—Aun así, no deberían haberle hecho nada—comentó una voz que apareció de repente, Hermione. Tenía ambas manos en su cintura, en una postura de desaprobación.

—Nosotros no hicimos nada Hermione—exclamó un muy enfadado Ron hacia la castaña.

Hermione rodó sus ojos.

—Es verdad—añadió Harry—Que te lo diga Neville si no nos crees.

Neville miró hacia la muchacha y asintió repetidamente con su cabeza.

—Preparen sus manos porque nos van a doler mucho—agregó Fred luego de un silencio.

—Vieja loca—comentó Ron y todos rieron por lo bajo.

Filch se encontraba postrado en su cama. Sólo salían incoherencias de su boca y tenía el cuerpo muy rígido.

—Iré en busca de unas hierbas de la señora Sprout—comentó Madame Pomfrey y antes de desaparecer por la puerta, añadió mirando a todos—Quédense aquí y llámenme ante cualquier cosa—. A lo que todos asintieron y se quedaron observando al hombre.

—¿Cómo será su sobrina? —preguntó Neville después de un rato.

—No lo sé, fea como él—rio Ron junto con los gemelos y Harry. Hermione lo golpeó en el brazo.

—No, me refiero a si es buena o no—dijo Neville y los presentes levantaron los hombros en señal de desconocer la respuesta.

Estuvieron custodiando al hombre por dos horas más. Completamente hartos de la situación, los gemelos, Ron y Harry habían comenzado a molestarse mientras Neville y Seamus reían. Hermione solo los observaba con molestia mientras trataba de leer el libro que había llevado consigo.