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De un segundo a otro, la sonrisa alegre e inocente que aquel muchacho solía regalar a todo el mundo desapareció. Lo notó. Las facciones de su rostro se volvieron más serias, incluso algo frívolas.
Luffy no quiso hacerlo, fue algo involuntario. Él se encontraba extrañamente tranquilo, sentado en un banco frente a una de las muchas tiendas que había en esa calle. Estaba bien, pero tras ver lo que ocurría dentro del local su cuerpo se tensó repentinamente y su preciado sombrero ocultó sus ojos color azabache.
Aunque muchos le tacharan de ser alguien inocente, durante esos dos años de separación había cambiado más de lo que pensaban todos, y no solo físicamente. Seguía siendo el mismo, por supuesto, pero mucho menos idiota. Rayleigh le había enseñado sobre la vida, las personas y los sentimientos.
- No estoy interesado en esas cosas. - recordó haberle dicho.
No lo estaba, no hasta que empezó a sentir todo aquello de lo que el hombre le había hablado.
El chico maldijo en voz baja. Estaba celoso, y aunque supiera el motivo exacto de por qué, seguía sin entenderlo. Ella solía hacer ese tipo de cosas, y nunca se había sentido mal como en aquel momento, o al menos no tanto.
En ese momento se arrepintió de haberla acompañado.
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Hacía unas horas que los Mugiwaras habían desembarcado en una isla del Nuevo Mundo. Como siempre, cada uno decidió irse por un lado u otro a hacer sus obligaciones, o simplemente a explorar.
Chopper y Usopp, acompañados por la preciosa arqueóloga, fueron a buscar algún lugar donde vendieran plantas medicinales, para, seguidamente ir a alguna biblioteca. Franky obligó amablemente a Zoro a que lo acompañara a buscar materiales para arreglar el barco si algún día lo necesitaban. Sanji había desaparecido unos minutos antes ya que al parecer a una hermosa muchacha se le había caído algo del bolsillo. Brook decidió quedarse en el barco. En cuanto a Nami y a él...
- ¿Te apetece acompañarme? - le preguntó la chica.
- ¿A comprar? Es aburrido... - se quejó sin negarse.
- Luego te invito a comer.
Aceptó de inmediato. Debía estar loco para no hacerlo.
Tras despedirse del resto, ambos compañeros, capitán y navegante comenzaron a andar hacía el centro.
- Allí debería de haber buenas tiendas.
- Yo espero que haya buenos restaurantes. - contestó Luffy babeando.
- Solo piensas en comer. - dijo la chica negando con la cabeza pero sin quitar la sonrisa de su rostro.
Durante unos largos veinte minutos, los dos amigos observaban todo lo que les rodeaba mientras reían y comentaban sobre ello. Cada isla y ciudad que visitaban era distinta al resto, es por ello por lo que se sorprendían al encontrar cosas que nunca habían esperado ver.
Luffy notó como algunas personas, mayoritariamente hombres, se giraban a verlos. Pensó que tal vez sus carteles de "Se Busca" estuvieran rondando por la ciudad, pero tras observar que en ningún momento sus ojos se toparon con los de alguien, dedujo que se trataba de Nami. Miraban a su navegante.
Su vista se posó en ella. La joven llevaba un hermoso vestido de volantes color rosa pastel a juego con unas sandalias del mismo color sujetadas del tobillo. Su pelirrojo cabello se encontraba recogido en dos trenzas bajas, uno a cada lado de su cabeza. En ese momento, por la mente del chico pasó una palabra que la describía perfectamente: Preciosa.
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Besos Distractores
FanfictionEl chico maldijo en voz baja. Estaba celoso, y aunque supiera el motivo exacto de por qué, seguía sin entenderlo. Ella solía hacer ese tipo de cosas, y nunca se había sentido mal como en aquel momento, o al menos no tanto.