ONE

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¡Hola! Lamento no haber cumplido con mi palabra, koodipian. La academia me tiene ocupada, jaja. En fin, ojalá puedas disculparme y también los que están esperando actualizaciones de "Dame solo una oportunidad", antes gozaba de mucho tiempo libre...

Para motivarlos a perdonarme, me esforcé para traerles esta historia en three shots (O three shot, la verdad es que no sé cuál es correcto).

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Jimin solo quería ayudar a Jungkook. Jungkook anhelaba ser aceptado.

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Jimin notaba extraño a su menor esa noche.

Jungkook no solía lucir tan apagado como en esos instantes demostraba el joven muchacho de diecisiete años, era incluso raro que estuviera así. Su cabello de un castaño oscuro cubría su frente y sus desanimados ojos mientras permanecía cabizbajo al comer de su plato la comida que trajo cuando le pidió reunirse en su casa.

Hace unas tres horas aproximadamente, el mayor por dos años estaba cómodamente sobre su cama y en su propio hogar. Avanzaba algunos deberes que tenía de la universidad hasta que un mensaje le llegó al teléfono celular, en donde su mejor amigo le preguntaba si podía venir, porque sus padres no estarían y no quería quedarse solo. Era muy normal para ellos ir a la vivienda del otro con el fin de hacerse compañía y contar un poco de lo que actualmente estaban pasando.

Cuando fue recibido en la entrada de la casa por un flacucho Jungkook, percibiendo la ausencia de aquel hermoso brillo en sus ojos y sin rastro alguno de esa típica sonrisita de conejo que le regalaba cada que lo visitaba, supo y estaba seguro de que algo ocurrió.

Jimin se dio el tiempo de ir primero a comprar la cena y así llegar con alimento para el joven Jeon. Al de cabello negro le encantaba cuidar de su dongsaeng, mimarlo y darle el cariño que merecía. Y es que no debía recibir menos, el castaño era toda una ternura a los ojos del más bajo. Le preocupaba cualquier cosa que pudiera lastimarlo o que afectara en su estado de ánimo.

Jungkook era su mejor amigo y alguien muy importante en su vida. Prácticamente, crecieron juntos.

Por ello, no desperdiciaría ninguna oportunidad y descubriría qué era lo que atormentaba la felicidad de su amigo. Así que, cuando vio al más alto llevar su plato vacío hacia el lavadero de la cocina y después volver para sentarse en la alfombra de la sala, se dijo a sí mismo que era hora de formular sus preguntas.

Jungkook. ¿Qué ha pasado? —preguntó esperanzado en que le respondiera sinceramente.

Desde que ambos chicos estuvieron ya dentro de la casa del matrimonio Jeon, Jimin sintió un ambiente diferente a comparación del cual estaba acostumbrado.  El menor se había limitado a contestarle en monosílabos y, de ser necesarias, con unas cuantas palabras más.

Al principio, no quiso entrometerse mucho. Pensó que se le pasaría en el rato en el que él iba eligiendo una de las tantas películas que guardaba la familia en el estante inferior, debajo del televisor, y cuando Jungkook ya colocara la comida en platos. No obstante, se equivocó.

—No sé de qué habla, hyung. Nada ha pasado. Todo sigue exactamente igual. —Aunque hubo firmeza en su voz, se podía dar cuenta de una ligera tristeza en su tonalidad.

►AYÚDAME◄||국KOOKMIN민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora