Clasificación: humor, romance. Siento que es mas parodia que otra cosa XD gomen!!
Sinopsis: Dos momentos en los que Aomine deseo no conocer a Kise y Kuroko y, uno en el que agradeció que fueran parte de su vida. (Los relatos no están relacionados entre sí)
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—Aomine, trae el carro portabalones, por favor.—el moreno arrugo la nariz y busco de inmediato a Kise con la mirada. Cada que podía le obligaba a realizar sus tareas en el equipo. Y siempre se excusaba con el argumento de: "Ya que fuiste el último en entrar a la primera rama, soy prácticamente tu senpai y debes mostrarme respeto haciendo lo que te digo". Si eso no funcionaba, siempre podía recurrir a soltarle un golpe en la nuca, con la mano o incluso con un balón.
—¡Tsk!—Aomine chasqueo la lengua al no encontrar al rubio.—¿Me oíste, Aomine?—pregunto Akashi con aire serio. El as de Teiko asintió y no queriendo enojar a su querido capitán, corrió a cumplir con lo ordenado.
Se encontraba a cuatro metros del carro cuando comenzó a oír susurros y risitas tontas... tontas y extrañamente familiares. Entorno los ojos de forma suspicaz, pero siguió avanzando. Algo le decía que se diera la vuelta y volviera en unos minutos, pero la curiosidad (y el miedo a Akashi) pudo más.
—Kise-kun deberíamos volver al entrenamiento.
—"Ese sin duda era Tetsu".—pensó el peli azul caminando cada vez más lento hacia su objetivo.—Sólo déjame darte un besito y regresamos al instante~ssu.—Daiki se esforzó por localizar al rubio, sin éxito alguno.—Este siempre de mañoso.—rumio posando ambas manos a los costados del carro.—¡Iiih!—un sonoro respingo abandono la garganta de Aomine. Justo detrás del carro estaban Kise y Kuroko. Tetsuya mantenía los ojos cerrados con suavidad mientras Ryōta presionaba sus labios sobre la frente de su mejor amigo, su sombra!!
—¡Akashi! ¡Kise y Tetsu se están besando detrás de las pelotas!—su grito asusto a los jóvenes amantes. Sonrojo a Momoi y el resto de las chicas que ayudaban a los atletas. E hizo sentir vergüenza e incomodidad a más de un chico. Seijūrō arqueo una de sus perfectas cejas (aunque, que cosa en él no lo es), se secó el sudor de la frente con la manga de su camiseta y replico en total calma.—No tenía idea de que fueran tan flexibles.—en otras circunstancias Aomine se hubiera unido a las carcajadas de Haizaki.—¡¡No... anim.—los orbes rojizos de Akashi se clavaron en el ojiazul, retándolo a terminar la palabra y con ello firmar su sentencia de muerte.—A-akashi, me refiero a que se están besando detrás del carro portabalones!!—el pelirrojo suspiro y regreso a liderar a su equipo en el partido de práctica, luego de contestar.—Llevan dos semanas saliendo, era cuestión de tiempo... ahora deja de andar de fisgón ¡y trae el carro!
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Aomine se colocó el casco antes de encender su motocicleta y salir de la estación de policía para iniciar con su día laboral. Tenía poco tiempo de haberse graduado de la academia y más de un mes fungiendo como un elemento de la policía vial. Sabía que le llevaría algo de tiempo, pero también confiaba en sus capacidades, y sabía que a la primera oportunidad que tuviera de presentar el examen para detective, lo aprobaría. Y así, con paso firme y seguro, algún día no muy lejano llegaría a ser parte de la división especializada en homicidios y armas no registradas.
Hoy, Daiki había sido asignado para ayudar con el tránsito en unas carreteras en reparación, pues la temporada de lluvias causo algunos estragos en el asfalto.
—¿Eh?—al dar la vuelta se topó con un auto deportivo, y aunque estaba correctamente orillado el vehículo, su intuición lo obligo a bajar la velocidad, hasta detenerse justo al lado de la ventanilla del conductor. ¡Tap, tap, tap! Sus nudillos enguantados golpearon el cristal polarizado; sus orbes azules se entrecerraron al oír susurros. Sin duda algo ilícito sucedía en el interior de este auto. Estaba por volver a sonar el vidrio, pero este se deslizo tres cuartos hacia abajo.