Capitulo XLI

127 18 11
                                    

¡Feliz Cumpleaños, Zoe!

22 de diciembre 2051

Quien diría que en solo un año podría cambiar de una forma tan radical, tanto física como personalmente, ya no recuerdo a la Zoe que estaba rodeada por una burbuja, cegada por una vida perfecta llena de comodidades. Siempre fui rebelde, tuve muchas peleas con mi padre porque no estaba de acuerdo con el sistema y seguir las reglas no era lo mío, pero a pesar de eso, nunca me había revelado del todo, nunca había dejado a un lado esa vida llena de lujos para hacerme escuchar, hasta ahora. Después de este año en el que descubrí muchas verdades, soy miembro de un grupo insurgente, en busca de justicia, paz y verdad.

Esta es la nueva Zoe Miller y me gusta, me gusta lo que soy capaz de hacer ahora. Sí, tengo un carácter fuerte y no soy perfecta, pero sé querer con todo el corazón y me entrego por completo, nunca seré una media amiga ni un casi amor, yo soy todo o nada, los términos medios conmigo no van. Peleo como si cada batalla fuera la última, soy Miller, el honor, el poder y el encanto hacen parte de mí, ahora mi mentón siempre está en alto, sé apreciar mi belleza interior y física, y reconozco el poder que puede llegar a tener una mujer.

Hoy me desperté y el mundo se sentía más cálido y tranquilo de lo normal. La luz artificial que entraba en mi dormitorio lastimaba mis ojos impidió que siguiera durmiendo, sin embargo, era uno de esos días en los que quieres aprovechar al máximo.

Me levanté, fui a la ducha y después pasé por el comedor para desayunar en medio de muchos saludos y felicitaciones en el camino.

Hoy decidí arreglarme un poco más, nunca solía hacerlo porque sinceramente no lo necesitaba y me gustaba como lucía naturalmente, además, son muy pocas personas las que se preocupan de eso en medio de una guerra, sin embargo, hoy haría una excepción, siempre he amado mis cumpleaños, de pequeña me los celebraban por lo alto, y a pesar de que este año no se podrá hacer algo similar, este día será solo para mí, este día no habrá pruebas de alta intensidad ni entrenamientos con otros soldados, solo seré una chica común y corriente.

Utilizo las pocas cosas que tengo para el rostro y logro apagar un poco la palidez de mi cara y darle un poco de color, arreglo mis pestañas dejándolas aún más largas y abundantes, y demás detalles que hicieron que me sorprendiera un poco al verme al espejo. Mi rostro transmitía vida y felicidad, lucia realmente bien. Mi piel era tersa, mis pómulos se veían definidos, mis cejas abundantes y mis labios carnosos, no tenía un maquillaje exagerado, pero me gustaba como me veía hoy, ya no llevaba morados en la piel y el cansancio había desaparecido.

Habían pasado varios días desde mi llegada a el búnker, me había adaptado y reanudado mis entrenamientos con los demás del ejército, ahora éramos muchos más y la exigencia era el doble.

He tomado cada una de las medicinas que me suministró Susan y ahora me encuentro mucho mejor, con el peso que siempre he acostumbrado, más fuerte que nunca y con unas lindas líneas que adornaban mi abdomen marcado y plano, por lo que decido sacar a relucir cada parte de mí.

Últimamente me visto con el uniforme de la Resistencia, por lo que sus largas y amplias telas ocultan todo el esfuerzo que he hecho en los entrenamientos, sin embargo, hoy
me vestiré como lo solía hacer antes. Elijo un jean ajustado tiro alto y un top blanco que dejaba ver parte de mi abdomen.

Me preparo para salir de mi habitación y dirigirme a la de Cam y Adrik rápidamente, tomo mi arma mientras pienso cuál es la mejor forma en despertarlos, era bastante temprano, por lo que aún debían estar enredados entre cobijas, pero para mi sorpresa ellos son quienes llegan a mí cuando estoy a punto de salir.

Abro la puerta y sus soñolientos rostros se encontraban ahí.

— ¿Esto es un sueño o por qué están despiertos a esta hora? — inquiero sarcásticamente mientras los dejo pasar.

ANESTHESIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora