El cielo a mi favor

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—Recuerdame ¿cuánto falta para que termine el semestre?

—¿Exactamente?- preguntó una voz igual de cansada.

—Si Adri, por favor.

— 3 meses y 20 días, Vale.

—Ahora recuérdame la razón por la que creí que estudiar Economía era una buena idea- preguntó Valentina mientras mataba sus últimos 10 minutos libres.

-De hecho para ti sigue siendo una buena idea, el imperio Carvajal necesita que una de las herederas sepa manejar el negocio, para el resto de los mortales aún nos quedan dos semestres para encontrar la razón para que sea una buena idea, si fueras Lucho o Sergio, aún tendrías 3 o 4 semestres para averiguarlo.

Valentina la miró rodando los ojos.

— Esa no fue la razón...

Rogó al cielo que su amiga no escuchara lo último, pero no era así, por las cejas levantadas de Adriana, sabía que la había escuchado.

—Si la memoria no me falla, puedo jurar que esa es la razón que he estado escuchando los últimos tres años.

—Fue una de las razones, pero no la principal, esa fue la que le vendí a mi papá para que me dejara cambiarme de carrera.

—¿Entonces?

—Mi antigua novia estudiaría esto, quería estar con ella, así que estudiar en la misma universidad, la misma carrera, en ese momento me pareció una excelente idea.

—¿La chica con la que duraste...?

—Ella, Adri.

—Nunca hablas de ella, ¿qué sucedió ahí?

—No hay mucho de qué hablar, y no me gusta hablar de eso realmente- respondió la castaña esquivando la mirada.

—Venga Vale, cuéntame, desahógate un poquito, si pudieras ver la cara que pusiste.

—No hay mucho que contar, Adri, yo la amaba, ella me amó, sus inseguridades fueron más fuertes que ella y me dejó.

—¿Así nada más?

—Así nada más, me cambié de universidad y no la volví a ver.

—¿Y no te buscó?

—Si lo hizo no me enteré.

—¿Y la buscaste?

—No.

Le quedó mencionar que se arrepentía cada día de su vida no haberlo hecho.

—Pero...

—La desilusión de ver cómo mi mundo se rompía a pedazos sin yo poder evitarlo fue demasiado para mi, sentí como si me arrancaran el alma sin avisarme, sin anestesia.

—¿Te dio alguna razón?

—Varias, si las repito en este momento suenan muy estúpidas, en ese momento también sonaban estúpidas, pero eran ideas que ella tenía, así que eran importantes, y ya no quiero hablar de eso, aparte tenemos como 45 segundos para subir tres pisos y llegar a tiempo a la siguiente clase.

Le dirigió una sonrisa rápida a Adriana antes de levantarse de la banca y empezar a caminar.

—Oye por cierto...— habló Adriana con la voz agitada, una vez que se ubicaron en dos de los muchos asientos que había en el salón.

—¿Que pasa?

—Me dijo Hector que le dijo Cesar, que le dijo Ana, que le dijo Elena... que le dijo...

El cielo a mi favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora