Desde el 25 de Octubre al 2 de Noviembre, Guadalajara, México. 1970.
Todo comenzó en una pequeña casa en el centro de Guadalajara, en México, donde vivía una familia tranquilamente. Lucero, la adolescente de la casa, vivía con su madre Rosa, su hermana pequeña Violeta, su abuela Antonia y su abuelo Francisco. El padre de la niña había fallecido antes de ella nacer, cuando la madre tenía 8 meses de embarazo, él se metió en una pelea de bandas que terminó en un desenlace fatal. La niña se había criado con todo el amor de la familia, siempre le dieron cariño y atención, tenía todo lo que ella quería y se querían mucho entre todos. La niña en su infancia era muy popular en el colegio, disfrutaba de la compañía de sus amigos y amigas, jugaban siempre juntos en el colegio y quedaban por las tardes de los fines de semana por los parques de la ciudad. Cuando la joven se hizo adolescente y pasó a estudiar en el centro de secundaria, perdió la popularidad, los niños mayores le gastaban bromas, la insultaban y se metían con ella por ser de una familia humilde, al igual que las niñas, que la trataban de pobre y de campesina. Lucero llevaba bastante bien todo esto, ya que siempre supo como superar a lo que estaba sometida todos los días, y nunca le daba mayor importancia. En el instituto conoció a un chico muy guapo, un adolescente llamado Carlos, de familia cubana. Ella comenzó a mostrar interés por él, y éste al igual comenzó a fijarse en la chica. Ambos se gustaban, se atraían mutuamente, pero al mismo tiempo eran demasiado tímidos y no se declaraban nunca, solamente se lanzaban miradas y sonrisas cuando se veían. Pronto llegó a los oídos de su madre que su hija estaba enamorada de uno de los jóvenes del colegio, y como medida tomó la decisión de no dejarla salir de casa por las tardes y encerrarla en su cuarto. La chica no se tomaba esto a bien, pues lo consideraba injusto ya que ella no iba a hacer nada malo con el chico, ni siquiera quedaría con él, además que pensaba que con 16 años que tenía en ese momento era lo suficientemente adulta como para entender las cosas. Ella entendía la preocupación de su familia, pero no respetaba que le cortasen su libertad, al menos la poca que tenía, ya que entre las tareas y asistir a clase no tenía mucho tiempo libre.
Pronto llegaron las vacaciones que se disfrutaban unos días antes del día de muertos. Todas las familias preparaban algo especial para ese día, decoraban todo y cocinaban diversos manjares tradicionales como el pan de muerto, las calaveras de azúcar o el pozole. La familia de Lucero estaba preparando en casa un altar en honor a sus muertos, colocaban flores, velas, alimentos y demás objetos como ofrenda.
En el altar colocaron las fotos de sus antepasados y también la de Andrés, padre de Lucero.
El día 25 de Octubre, los amigos de la chica querían hacer una fiesta en casa de uno de ellos, y al principio la madre de ella le dejaría ir, hasta que se enteró de que ese chico que le gustaba a su hija también iría, entonces tomó la decisión de no dejarle asistir a ella a la fiesta. Lucero estaba muy cabreada y ofendida, delante de su madre nunca discutía ni le llevaba la contraria, pues era una niña muy educada y obediente, al menos hasta que su paciencia se agotase. Esa misma noche la chica buscó un plan para escaparse de la casa, y así lo hizo. Al lado de la ventana de su habitación había un árbol grande, por suerte una de las ramas era accesible para apoyarse e ir deslizándose poco a poco hasta llegar al suelo. Lucero abrió la ventana con cuidado, ya eran las 12 de la noche y no quería que su madre se enterase, pues saldría apenas un par de horas. Dejó dentro de la cama las almohadas, acomodándolas para que pareciese que ella estaba durmiendo allí. Rápidamente salió por la ventana, apoyándose en la rama que estaba cerca, se rascó un poco las rodillas y las manos, pero consiguió bajar. Sin perder ni un segundo se fue corriendo a casa de su amiga donde se celebraba la fiesta, vigilando que nadie la siguiera. La casa de su amiga estaba cerca de su casa, a apenas unas calles de distancia. Llegó al cabo de unos minutos corriendo, estaba agotada, pero al fin había conseguido su objetivo. La chica entró a casa de su amiga, bebió unos refrescos y tomó algún que otro tentempié. Carlos, el chico que le gustaba, se acercó a ella, ofreciéndole un cigarro para fumar. Al ver esto, Lucero le dijo al chico que fumar no era bueno, que a ella no le parecía bien que sin ser mayores de edad él estuviese fumando, entonces el chico se empezó a reír y a burlarse de ella. Algunos de los chicos que habían en la fiesta hicieron lo mismo, se rieron de ella, la llamaban "puritana" y "santita", le dijeron que era una niña de mamá mimada y tonta, entonces la niña se enfadó y golpeó en la cara al joven que se burlaba de ella. El chico reaccionó violentamente, le pegó a la chica hasta tumbarla en el suelo, la sujetó por los brazos y piernas, trató de llevársela a un sitio oscuro y trató de violarla haciéndole bastante daño. Lucero pudo defenderse, se escabulló, dándole una patada al chico en la cara. Los demás adolescentes que estaban en la fiesta se reían de la situación, las amigas de ella ni se habían enterado, estaban la mayoría borrachos. Un chico que era compañero de la escuela, unos 3 años menor que ella, la ayudó a incorporarse y la acompañó a casa. Por el camino él le confesó que era el que le dejaba todos los días notas bonitas en el pupitre junto con algunas flores, pero que se sentía ofendido ya que ella pensaba que era Carlos, que en realidad era una mala persona. Lucero se sintió apenada por este chico, y aunque no sentía nada por él, le pareció un gesto bonito que se lo hubiese confesado aun que no fuese el momento oportuno.
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Lucero
HorrorRelato corto de terror que narra la historia de una joven chica llamada Lucero, habitante de Guadalajara, México. Ella es una adolescente de 16 años que discutió con su familia, decidió entonces vivir sola en una caseta abandonada al borde de la car...