—¿Recuerdas lo que me dijiste en el bosque? —Preguntó Hange con una pequeña sonrisa de medio lado.
—Qué más nos queda si nos quedamos aquí.
—Sí, lo dijiste mirándome fijamente. Aquella noche cuando escuchaste mi soloquio, me devolviste la esperanza que por un momento había perdido. Sabía que huir no era la mejor solución pero, necesitaba escucharte para estar segura de la decisión que debía tomar.
—¿Por qué de repente me dices esto? ¿Acaso la declaración de Yelena te hizo pensar en algo? —Preguntó tomando asiento.
—Me hizo pensar en muchas cosas pero, referentes a mí. —Tomó asiento en la silla que estaba frente a Levi—. Jamás imaginé que pasaría por tantas cosas en el transcurso de mi vida. Soñaba con salir de los muros y ver qué es lo que había más allá de ellos, es por esa razón que decidí enlistarme y cuando Erwin me aceptó en su escuadrón, sentí que todo empezaba a cobrar sentido. No tardó mucho en que Moblit llegó a mi vida y me hizo valorar el hecho de seguir existiendo en este mundo; tiempo después, llegaste tú, con tu seriedad e ironía que me hizo ver de otra manera las cosas para al final convertirte en mi más grande compañero y amigo. ¿Quién hubiese imaginado que llegaríamos a este punto?
—¿Hange?
—Tras esa misión para recuperar el muro, cuando perdí a las dos personas que tanto amaba, no me cansaba de decirte todo el tiempo que tú eras lo único que me quedaba. Gracias a ti es que pude salir adelante con el cargo de comandante que Erwin me encargó, quise renunciar más de una vez y tú fuiste quien me detuvo en todo momento, tú fuiste quien permaneció a mi lado para decirme que sería una estúpida y una cobarde si renunciaba a ello; te convertiste en mi fortaleza, fuiste aquella persona que con una mirada me devolvía el coraje que necesitaba. —Suspiró—. Hubiese preferido que nuestra única preocupación siguiera siendo el no morir en manos de los titanes.
—Oye, ¿qué es lo que estás...?
—Por favor, sólo escúchame —interrumpió. Levi permaneció unos segundos en silencio observándola fijamente para al final asentir—. Jamás hubiésemos pensado que nuestro enemigo sería la humanidad que habita fuera de esta isla pero, lo que en verdad nos tomó por sorpresa fue el hecho de que aquella persona en quien teníamos puestas nuestras esperanzas, terminaría ocasionando este inmenso problema que nos ha colocado aquí. Hacer una alianza con el enemigo, encontrar una forma de detener este retumbar y tratar de mantenernos a salvo... me llamaste loca cuando te conté este plan pero, al final, asentiste y me dijiste que terminara pronto la carreta para poder avanzar. «Nunca te dije que yo no estaba incluida en ese plan», pensó.
—Fue la idea más estúpida que se te pudo ocurrir y gracias a ello es que hemos logrado sobrevivir. Sin embargo, esa noche cuando me contaste, te pasaba algo, ¿cierto?
—Solamente se me vino a la mente el recuerdo de aquella que vez me contaste que Erwin pudo ver a nuestros camaradas antes de morir, creí que era algo imposible y probablemente él estuviese delirando antes de darle la orden a aquellos soldados pero... yo igual pude verlos —dijo con la voz un poco entrecortada.
—¿De qué estás hablando?
—Estaban todos ahí, rodeándome, observándome detenidamente y no pude ser capaz de verlos a los ojos pues sentía que les había fallado... no, aún siento que les he fallado. No pude ser la comandante que Erwin esperaba que fuese, no pude darle el valor suficiente a todas sus muertes, no pude hacer que el sacrificio de Moblit no fuera en vano; fallé tratando de ser la líder que la legión merecía, le fallé a los chicos y te fallé a ti, pues ni siquiera pude estar contigo cuando tu vida estuvo a punto de partir.
—Llegaste a tiempo para salvarme. Curaste mis heridas y es gracias a ti que aún sigo vivo —se inclinó un poco hacia ella—, y no le fallaste a nadie. Las circunstancias que se dieron fueron muy diferentes a cuando Erwin estaba vivo, nadie esperaba que pudieras cargar fácilmente con el puesto y es normal que hayas tropezado más de una vez, pero hiciste un excelente trabajo al traernos a todos hasta aquí.
—¿De verdad hice un buen trabajo?
—¿Por qué estás diciendo todo esto ahora?
—Quizás... solo quería desahogarme hablando contigo por última vez antes de partir.
—Espera —la tomó del mentón para hacer que ella volteara su rostro para mirarlo—, dime que no es lo que estoy pensando.
—Lo siento, pero ya no me veo más allá de este momento.
—Hange...
—No sé si este plan en verdad va a funcionar pero, si debo sacrificarme para que ustedes sigan adelante, entonces lo haré.
—Me niego rotundamente —exclamó poniéndose de pie—. Nos embarcaste a todos en esto ¿y ahora quieres morir así como si nada?
—Zeke es tu objetivo y el mío es protegerlos a ustedes con mi último aliento, por favor, déjame hacerlo.
—¿Por qué me pides que te deje ir?
—Porque sería muy cruel de mi parte irme sin antes haberme despedido de ti —se puso de pie—. Lo entiendes, ¿verdad? A pesar de las pérdidas, debemos seguir avanzando.
—No, tú no.
—Levi...
—No mueras, por favor.
—Lo siento.
Sin pensarlo, los dos se abrazaron con tal fuerza como nunca antes lo habían hecho, se aferraban el uno al otro mientras las lágrimas salían de sus ojos, llorando amargamente como nunca antes pensaron hacerlo. Ansiaban que el tiempo no pasara para que no se separaran, pues a pesar de saberlo, no estaban listos para despedirse por completo.
—Igual eres lo único que me queda, Hange —le dijo en voz baja permaneciendo aún en el abrazo—. Prométeme que nos volveremos a ver.
—Lo haremos —respondió entre sollozos—. Te prometo que te estaré esperando con los demás hasta que llegue el momento de reencontrarnos en dónde sea que estemos.
「★」
—¿Qué estás diciendo, gafas de mierda?
—Quiero hacer un acto genial, por favor, déjame ir.
—No puedes...
—Lo entiendes, ¿verdad?
Una pequeña brisa sopló sobre ellos envolviéndolos en una nostalgia que solo los dos entendían. El recuerdo de aquella plática que tuvieron la noche anterior se hizo presente en sus mentes, aquella despedida cobró sentido más pronto de lo que hubiesen imaginado y con mucho dolor ambos debían afrontarlo.
Por un lado Hange tenía que hacerse cargo de sus actos, dejando a los soldados que vio crecer y ayudó a convertirse en lo que eran en ese momento, por el otro lado estaba Levi quien debía seguir adelante para cumplir la promesa que había hecho mientras seguía tratando de proteger a esos jóvenes soldados que igual crió, y por un lado en común, ambos debían despedirse del que hasta ese momento fue su único confidente, su mejor amigo y la única familia que les quedaba.
—Levi... —susurró mientras el contrario se acercaba a ella en silencio.
—Entrega tu corazón —le dijo colocando su mano empuñada sobre el corazón de la mujer.
Él levantó la mirada para mirar a Hange, teniendo un último cruce de miradas con ella que, debido al grado de confianza que se tenían, pudo decifrar lo que en su mente su compañero le decía.
Ganas no les faltaron para en ese momento fundirse nuevamente en un abrazo, pero sabían perfectamente que si lo hacían no serían capaces de soltarse y sería más desgarrador para ambos despedirse, solamente observaron cómo el ojo del otro se llenaba de lágrimas que contuvieron para no hacer más difícil ese momento.
—Creo que es la primera vez que te escucho decir eso —comentó Hange tratando de esbozar una falsa sonrisa mientras activaba su equipo de maniobras—. Hasta pronto, Levi —dijo en voz baja de forma que solo el mencionado pudo escucharlo.
—Buen viaje, Hange —respondió de la misma manera para observar cómo su amiga se dirigía hacia los colosales.
—Lo entiendes, ¿verdad?
«Ahora sí, lo entiendo, Hange».
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Lo entiendes, ¿verdad?
FanfictionUna sola pregunta con un enorme significado que en ese momento solamente ellos dos sabían lo mucho que les estaba marcando. Sabían bien que en algún momento esto llegaría pasar, pero siempre imaginaron que los dos partirían al mismo tiempo en lugar...