Jace Flynn es un chico de secundaria que ha conseguido todo lo que quiere. Está agradecido por tener buenos amigos, excelente rendimiento escolar y por su hermosa familia. Se siente victorioso, excepto por cierto asunto que le falta completar. Él pe...
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Los adolescentes tienen la atención puesta en demasiadas cosas. Puede ser el amor, disfrutar su flor de juventud al máximo, o que será de ellos en el futuro, lo que mueva su motivación. No importaba el tema, en realidad, el objetivo siempre era el mismo: mantenerse en línea con los de su propia generación. Una vez crecemos, a la mayoría se nos pierde esa necesidad de encajar, sin embargo, a los diecisiete se tiene muy presente. Claro, no venimos al mundo con un formato único, pero, estudios científicos comprueban que la mayoría cumple el mismo patrón de intereses.
Jace Flynn, en su caso particular, pasó por toda prueba necesaria para ser considerado autosuficiente. Él valoraba con excelencia sus prioridades y qué asuntos dejaría para después. Como buen hijo, se preparó para el futuro. Aún no trabajaba por su cuenta, pero tenía el promedio ideal para ingresar a las mejores universidades de Horther State.
Si del amor se hablaba, poseía una lista de noviazgos no demasiado larga. Todos habían sido relaciones esporádicas. Se declaró homosexual a los catorce años, no sufrió ningún tipo de drama familiar debido a eso; al contrario, sus padres lo aceptaron tal como era. No obstante, definirse a temprana edad, dentro de un pueblo ultra conservador como Horther Town, redujo su número de conquistas. Durante algunos años no le atormentó tanto ese hecho como lo hacía justo ahora.
Él no gustaba de salir a fiestas, no encontraba sentido a ingerir drogas o emborracharse. Prefería estar a solas en su casa y leerse un buen libro, antes que hacer su vista borrosa a punta de trago en una reunión repleta de desconocidos. En ocasiones, le disgustaba no pertenecer a ese lado divertido. Esa incapacidad de portarse tan despreocupado como los demás, estaba robando su paz. Últimamente era incomodo ser él mismo. Chico sin gracia. Pésimo intento de adolescente.
Jace pavimentó el terreno de sus estudios. Podía decirse realizado, pero no terminaba de sentirse así. Su dedicación lo había privado de vivir otro tipo de experiencias. Un artículo de internet aseguraba que los jóvenes perdían la virginidad entre doce y quince años. Él estaba muy por encima. A meses de cumplir dieciocho, todavía no había pasado de la primera base. Otra razón para que sus ex pareja se marcharan, consideró después de tanto.
Nunca antes vio el sexo como una prioridad.
Pero solo fue cuestión de tiempo para cambiar de perspectiva.
Llegaba ese momento a su vida. Necesitaba un cambio radical. Jace pensó vivirlo cuando salió del clóset, pero no, las decisiones mayormente difíciles, a duras penas tocaban su puerta. Entre esas tareas estaba: perder la virginidad antes de independizarse.
—Lamento interrumpir tu orgasmo visual —La libreta impactó contra el pupitre y le regresó los pies a la tierra a Jace—. Escurriendo por Raymond tan temprano ¿En serio?
Estaban en aula de clase. El nivel auditivo de sus compañeros podía impresionarlos. Debían andarse con cuidado. Nadie podía saber que Jace estaba flechado del cuarto bate de "Las Bestias" de Horther Town.
