La Sombra del Lobo #1

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Ya vienen por ti...

Con temor escuchas como se mueven entre la nieve que hay afuera de la cabaña en la que decidiste ocultarte. Intentas pensar en algo util, pero sus feroces gruñidos nublan por completo tus pensamientos. Habías creído que todo sería solo una simple excursión tranquila por una inusual montaña; nada más que eso, entonces te preguntas: "¡¿Cómo mierda fue que todo acabó en algo como esto?!"

Es ahí cuando empiezas a rememorarlo lo sucedido, cómo hace varias horas atrás, tú y un grupo de amigos excursionistas se dirigieron a una montaña conocida como "Huella roja", para lo que se tenía pensado que iba a ser solo un paseo tranquilo, junto algo de acampada, sin tener la más mínima idea de los horribles acontecimientos que les estaban a punto de suceder.

Justo antes de que llegaran a dicha montaña, se toparon con unos cuantos lugareños, quienes les preguntaron a dónde pensaban dirigirse; algo bastante común.

–Nos dirigimos hacia Huella roja –contestó el guía– nadie se ha encaminado hasta allá antes, y planeamos ser los primeros

Tras escuchar eso, pensaste que solo les pedirían que fueran con cuidado, y que tuvieran suerte, pero, inesperadamente, uno de ellos les aconsejó que no fueran a tal lugar, puesto que no les esperaba nada bueno al ir allí. Después de decir aquello, procedió a contarles un pequeño relato sobre una supuesta criatura, la cual se decía que habitaba justo en el lugar a dónde se dirigían.

Más específicamente, aclaró que se trataba de una extraña y muy poco avistada especie de lobo, una que poseía unos enormes ojos amarillentos, y un pelaje negro como la noche, que le permitía confundirse fácilmente entre la oscuridad de esta. Algunos de los que habían tenido la suerte de verlo a lo lejos, aseguraron que más que una animal, parecía una bestia maligna sacada de un libro de ficción, y como tal, no se le concideraba como un ser dócil, debido a que se le atribuían una innumerable cantidad de desapariciones de esquiadores, excursionistas, e incluso cazadores.

Como cosa obvia, ni a ti, ni a casi ninguno de los otros que venían contigo, les dio mucha importancia una historia tan probablemente ficticia como esa, por lo que optaron por seguir con su camino, no sin antes despedirse de aquellas personas, y darles las gracias por sus sinceras, aunque innecesarias palabras. De todas las anteriores decisiones, esta por mucho se había convertido en la peor.

Después de media hora de mucho caminar, al llegar a la montaña, las cosas parecían ir bien durante un principio. Algunos animales del bosque comenzaron a aparecer por las cercanías, lo que te permitió tomar gran cantidad de fotos a modo de recuerdo, y como no se veían muchas nubes en el cielo, la preocupación de que quedaran atrapados en medio de una tormenta se redujo a un nivel aceptable. A ese punto, parecía que no sucedería nada fuera de lo común, hasta que varias horas después, llegada la tarde, tú y tus compañeros, comenzaron a experimentar diversos sucesos extraños.

Cada vez que miraban hacia diferentes sitios, creían divisar algunas sombras raras, escondidas entre los árboles, mientras que por otro lado, algunos sentían como si los estuvieran siguiendo, u observando. Debido a esto, empezaste a creer que tal vez, solo tal vez, aquella historia que los lugareños les habían contado probablemente no era falsa del todo, no obstante, trataste de calmarte a ti y a los demás, intentando que tampoco llegaran a angustiarse en vano. Cuando parecía que tu apoyo había funcionado, proseguiste junto a ellos con la caminata. Lamentablemente, tras la llegada de la noche, todo estaba a punto de ir de mal, en peor...

Aunque ahora te encontrases en el interior de tu tienda de campaña, tanto tú, como los demás, empezaron a sentir como si fueran asechados por alguien, o algo que se mantenía oculto en la oscuridad.

Aún así, hiciste lo posible para no prestarle atención a ello, e intentar llegar a dormir, sin embargo, justo cuando estabas a punto de poder conciliar el sueño, te levantas del sobresalto tras oír unos fuertes alaridos, y gritos desgarradores, los cuales provenían del exterior. Aunque el miedo te invadiera, fuiste capaz de llegar a la entrada de la tienda, empezando a abrirla al mismo tiempo en que te convencias de que no debía ser nada muy malo, cuando al salir, te petrificaste al ver una escena que bien pudo haber sido sacada de la mente de un loco, o una horrible pesadilla.

Inmóvil, con horror veías como antes tus ojos, aquellas personas que te habían acompañado en tu travesía eran devoradas salvajemente por una manada de lobos, no obstante, estos no eran simples lobos normales. La forma brutal en la que atacaban era inexplicabe, también cómo los despedazaban, como si el hambre no fuera lo que estaba movido, sino la ira.

A pesar de que la mayoría de estos poseían un tamaño fuera de lo común para un lobo, todos pasaron a verse como simples cachorros, cuando el alfa apareció. Este, era exactamente igual al que los lugareños les habían contado en la historia. Un Pelaje tan negro que podía compararse con la misma noche, y uno ojos de color amarillo sin igual.

Segundos después de haberlo reconocido, lograste salir del transe en el que te introdugiste por largos minutos, para luego volver al interior de tu tienda con mucha rapidez, y así poder sacar un arma que habías decidido traer como precaución, consiguiendo matar a un par de ellos mientras devoraban a tus colegas, tomando ventaja de su vulnerabilidad.

Pero al hacer esto, aquella bestia imponente posó sus ojos directamente sobre los tuyos, viéndote con una mirada que fue capaz no solo de erizarte toda tu piel, sino también helar cada gota de sangre que tenías en el cuerpo, para luego lanzar un potente aullido, haciendo que cada uno de los lobos que lo obedecían voltease a verte. Sin pensarlo una segunda vez, empezaste a correr lejos de ahí tan rápido como tus piernas te lo permitian, acto seguido, el gran lobo produjo un segundo aullido, solo que en esta ocasión, lo usó para mandar a toda la jauría a atacarte.

A medida en que corrías por tu vida, apuntabas hacia atrás la mano en la que tenías la pistola, intentando disparar tan rápida y frenéticamente como te era posible a pesar tu situación, teniendo esperanza de que lograrías  darle a algunosz y ganar algo de tiempo en tu huída, pero esta acción fue totalmente en vano. 

Motivados por la rabia, y el deseo de tener tu carne entre sus fauces, ninguno de ellos acabó siendo escarmentado por los disparos; estaba muy que claro que nada ni nadie los iba a poder detener. Poco a poco, aquellas criaturas estaban llegando al punto en el que con solo una mínima cantidad de esfuerzo, lograrían atraparte, al mismo tiempo en que un abrupto cansancio se apoderaba de cada una de las partes de tu cuerpo.

En tu mente, solo rondaba el hecho de que dentro poco, acabarían matandote, pero de repente, como si fuera un rayo luz en medio de una penumbra absoluta, divisaste una oportunidad de salvación; una pequeña cabaña, la cual se encontraba a muy pocos metros de tu ubicación actual.

Haciendo a un lado toda la fatiga, e impulsandote con tu deseo de supervivencia, corriste a una velocidad que nunca habías alcanzado en tu vida, para así poder llegar a tiempo hasta esta, y conseguir resguardarse bajo su techo...

- La Sombra del Lobo -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora