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Sí, estaba dentro de él.






Jeon Jeongguk, su mejor amigo, apodado como Googie o simplemente Guk, le sonreía mostrando sus grandes dientes delanteros, los cuáles eran similares a los de un conejo, mientras él, Park Jimin, le devolvía la sonrisa intentando ocultar sus sucias intenciones, luego de haberse sentado sobre su pelvis, aprisionando sus muñecas con sus palmas, en una leve presión contra la almohada debajo de la cabeza de su amigo.

Habían bromeado antes sobre tener relaciones, pues salieron del clóset casi al mismo tiempo, pero esta vez Jimin no iba de joda, deseaba a contrario en su interior, y perdería la vergüenza para conseguirlo.

Así que allí estaba, acomodándose sobre las caderas del castaño, riendo suavemente luego de hacerle cosquillas, había procedido a tomar sus muñecas con firmeza, mientras el aprisionado debajo de él reía divertido e intentaba soltarse.

—Ya, mimi, suelta.

Murmuró divertido, algo sorprendido por la fuerza que tenía su amigo, pero supo que este no estaba bromeando cuando apretó sus muñecas entre sus manos, manteniendolas contra aquella blanca almohada de plumas, cubierta con fundas grisáceas, el tono favorito del castaño, pues estaban en su apartamento luego de salir de la universidad, tarde en la noche.

—Jimin, ya, no juegues pesado.

Murmuró haciendo un pequeño mojín, rindiéndose al ver que no podría soltarse, el rubio no era tan fuerte pero tampoco quería lastimarlo al soltarse de una.

—Googie, creo que ya lo habíamos hablado, y llegamos a un acuerdo, ¿Recuerdas? Que no tendríamos sexo por qué sería incómodo luego, pero no quiero cumplir ese acuerdo.

Soltó el de mejillas regordetas, mirando a los ojos al castaño y soltando un poco su agarre, viendo como el chico debajo de él lo miraba algo sorprendido y de cierta forma interesado.

—Jimin, ¿Quieres follar conmigo?

Preguntó el de abajo, aliviado ante la suspensión de la fuerza ejercida en sus muñecas, viendo como el menor de ambos en aquella habitación solo atinaba a asentir con algo de vergüenza, pero lo que el rubio no esperó fue lo que el mayor procedió a decir.

—Entonces, si lo haremos, que sea bien.

Luego de esas siete palabras, ahora era el mayor quién se encontraba entre los muslos del rubio, después de que en un ágil movimiento girara ambos cuerpos para cambiar de posición, siendo él quién tomaba firmemente las delgadas muñecas del rubio, este solo le miró con sorpresa y se dejó hacer, moviendo suavemente su pelvis contra la del mayor.

—Pero usa condón, Guk.

Murmuró algo tímido, observando como el rostro del de arriba suyo se desfiguraba para soltar un par de carcajadas, cuando estas cesaron, frunció levemente el ceño y le miró confundido.

—Los condones son para cobardes.

Después de esa frase, el mayor se dedicó a desvestir al que estaba debajo suyo, quién no dijo nada más, repartiendo besos y caricias por cada espacio de piel que quedaba al descubierto, disfrutando de la suavidad de esta, el menor, quién solo ayudaba a desvestirse a sí mismo, cubría su boca con su regordeta mano, intentando calmar sus jadeos ante el tibio toque del mayor en la cremosa piel.

𝘐𝘯𝘴𝘪𝘥𝘦 𝘺𝘰𝘶 - 𝘎𝘶𝘬𝘮𝘪𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora