V- ¡Osvaldo, por favor! - le decía la morena un tanto irritada por su insistencia. Se encontraban cenando en casa real , donde Maximiliano había invitado a su madre con la escusa de "pasar un rato agradable"... Con lo que no contaba, era que no se presentará su hijo, si no su ex-marido, quien con insistencia le pedía una segunda oportunidad.
O- Victoria, mi amor ¡no puede ser que me hayas dejado de amar, que te enamores de otro! - decía ya alterado.
V- ¿¡Porqué no puedes entender que estoy confundida!? No se si te sigo amando - dijo - pero estoy convencida de que meresco ser feliz.
O- ¿Que quieres decir con eso, que con migo no eres feliz? - pregunto ofendido.
V- Suspiro - por favor....
No pudo seguir hablando, porque una voz muy conocida para ella habló.
H- Buenas noches - dijo con esa voz que de solo escuchala hace que te tiemblan las piernas, acercándose a la mesa en la cual se encontraba la pareja.
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Heriberto al ver la escena, comprobó que tal vez la decisión que había tomado era la mejor. Victoria tenía una familia; hijos, nietos y un ex-marido muy insistente con una reconciliación... Al parecer ya la decisión estaba tomada y no había sido él, el elegido.
H- Victoria, Osvaldo y yo somos dos hombres que te amamos y estamos sufriendo por tu indecisión - suspiro con algo de pesar - pero vine a decirte, que ya no tienes que decidirte Victoria.
V- ¿Que quieres decir con eso? -preguntó imaginando por dónde iba la cosa, pero por alguna razón no quería aceptarlo; de solo pensarlo sentía.. ¿tristeza?
H- ¡Que renunció a ti! Me queda muy claro cual es tu elección - decía aparentando indiferencia, aunque por dentro sintiera como poco a poco se le desgarraba el corazón - ¡aquí termino mi lucha! - dio me día vuelta dispuesto a abandonar ese lugar que sentía asfixiante.
Victoria por su parte, no estaba mejor que el; sentía con cada una de sus palabras un vacío inesplicable en su corazón. Era verdad que estaba muy confundida, pero escuchar a Heriberto despedirse le estaba doliendo hasta el alma.
V- Heriberto... - lo llamó con lágrimas apuntó de salir de sus bellos ojos, levantándose de donde antes estaba, para tomarlo del brazo y así evitar que se fuera - espera; no puedes irte así, yo...
H- No hay nada que decir Victoria - la corto soltandose de su agarre para seguir su camino - con permiso.
Osvaldo había quedado en segundo plano en la conversación; en la cabeza Victoria sólo se repetían las palabras antes dichas por Heriberto -Renunció a ti- las cuales la habían afectado más de lo que ella misma creyó. Osvaldo por su parte estaba muy enojado y desconcertado con la actitud de Victoria.