-¿Hacemos un envite?
-¿Como? -preguntó Joey, tirando la colilla del ya consumido cigarrillo.
-Que si hacemos un envite, una apuesta. -Aclaró Tom, encendiendo un cigarro y mirando de manera distraida el que habia tirado Joey.
-¿Envite? -Repitió, enarcando las cejas.
-Si. Envite. Las ratas de alcantarilla juntan dos gallos, deducen cual va a ganar, cogen dinero y a eso lo llaman apuesta.
-Se lo que és una apuesta. -Cortó Joey con tono despectivo.
-No lo parece. De todos modos, un envite es mas... regio, mas educado. Con mas clase que una burda apuesta.
Joey se le quedó mirando y mientras una sonrisa nacia en la flor de sus labios, dijo.
-¿Sabes? Acepto tu envite. -Tom sonrió y tiró su cigarro.
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-No pienso hacer eso. -Dijo con voz atemorizada.
-Cien mil si llegas a la mitad. Medio millon si lo terminas. -Repitió Tom, muy serio.
-¿Es una broma? ¿Donde esta la cámara?
-En ningún sitio. Voy totalmente en serio. -Aseguró Tom, mientras Joey observaba el cuerpo de la mujer, que reposaba sobre una mesa de metal. La joven estaba totalmente desnuda. Su cabello rubio se dividia en delicadas hebras que a Joey se le asemejaban brotes de trigo recién germinados. Su piel era clara, casi translúcida. Una auténtica belleza noruega, hubiera dicho en otra ocasión, pero no entonces, teniendo en cuenta lo que le esperaba a la chica.
-No pienso comermela. Eso sería canibalismo.
-Lo sé. Si lo prefieres, puedes follartela.
-¿Qué?
-Está muerta. Sería necrofilia. Entonces te daría setecientos mil.
-Estás loco. -Joey escupió las palabras como si le quemasen.
-Mi psicóloga opinaba lo mismo. La maté. -Dijo Tom, encogiendose de hombros.
-Estás loco -Repitió, dando un paso atras.
-Ella dijo lo mismo. No me comprendía. Creian que estaba mejorando ¿Sabes? Pero no. Oh, no. Yo escupía las pastillas. Las escupía y las metia en el jarrón. La chica de las flores me preguntó por que estaban marchitas. Y yo le mordí. Oh, si. Pensaba que no tenia armas, y los cubiertos eran de plastico. Pero si tenia armas. Oh, si. Mis dientes. Y la mordí. La sangre brotaba como un manantial. Y bebí de ella. Bebi, Joey. Bebí. Y ahora quiero que... -Bajó tanto la voz, que Joey no pudo oirle.
-¿Qué quieres, Tom? -Preguntó en un tono tiznado de condescendencia.
-Quiero que te la comas. Que bebas de ella como yo bebí de la chica de las flores. -Susurro, y soltó una carcajada que logró que Joey se estremeciera. Entonces sus ojos se encontraron, y Joey discernio un destello de locura en la mirada del que habia sido su mejor amigo.
-No pienso hacerlo.
-Pero lo harás. Oh, si.
-No, no lo haré. Oh, no. -Replicó Joey, irguiendose en toda su estatura y preguntándose a si mismo si no se estaría volviendo loco también. Tom sonrió de una manera demencial, que amedrentó a Joey, pese que este era un hombre fornido, de 1'95 de estatura y 104 kg de músculo y Tom un hombre de estatura media y complexion común. Se giró, respirando hondo y entonces oyó un gemido a sus espaldas.
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La chica. La belleza noruega. Estaba viva.
-Me has mentido. La chica no está muerta. -Le acusó, trotando hasta donde la muchacha, que abrió los ojos de golpe y, para sorpresa de Joey, se levanto, sonriendo.
-Te mentí -Afirmó a sus espaldas.-La chica está viva, y seguirá estandolo bastante tiempo. Pero tu, no. -Dijo Tom, y apretó el gatillo.
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-Son las consecuencias, querida Janet. -Dijo Tom.
-¿Las consecuencias de que?
-De rechazar mis envites.
-Le pediste que me comiera...
-Sabia que no se atreveria -Le aseguró, abrazandola. La chica, Janet, se había puesto un vestido blanco.
-De acuerdo... ¿Como está? -Preguntó, observando las ansias con las que comia Tom.
-Está bueno.
-¿Puedo? -Preguntó, alargando la mano hacia uno de los dedos de Joey. Tom la fulminó con la mirada y ella apartó la mano con rapidez.
-Tú no, aún no. -Dijo en el tono en el que un profesor regañaria a un alumno demasiado atrevido. -¿Que tal sana la cicatriz?
-Bien, ya casi no me duele -Aseguró la muchacha con una sonrisa.
-Enseñamela. -Ella aceptó a regañadientes y, desabrichandose el vestdo, dejó al descubierto su cuello, y en el, una marca rosada en forma de media luna. Un mordisco. Tom pasó sus dedos sobre el, delicadamente.
-Lo siento, no debí hacerlo tan fuerte.
-No te disculpes...
-¿Sabes? Te amo.
-Te amo... Bonitas palabras -Susurró Janet, y jadeó cuando el mordio la piel de su cuello, cerrando los ojos.
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Oh, si. Bebamos de la chica de las flores. Bebamos de ella.
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Beso De Sangre.
Mystery / ThrillerAsesinatos. Que intrigantes me resultan. Hay quien mata por amor, por pena, por tristeza, por placer... Adentrándome en la mente de varios asesinos (ficticios) relatare el asesinato de decenas de victimas, a manos de personas, tan diferentes entre s...