Los tres gallardos y compañía

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Tomas, Flavio , Arturo y yo, estábamos sentados en la taqueria de Doña Juana. Era la tercera cerveza fría que nos bajábamos, gracias al calor de Houston. 

 Los muchachos acababan de enterarse que, Andrea del junco y yo terminamos enredados en la cama. 

Para mi, no había nada mas gracioso en este mundo que la cara de sorprendido de Arturo ,ya que era muy extraño ver una expresión en su rostro que no fuera un ceño fruncido.

S: Cierra la boca Arturo, que se te entran las moscas. 

Me reí aunque, por dentro, yo estaba tan sorprendido como el.

F: Óyeme, espera. ¿que?

S: Así como lo oíste, hermano. 

Arturo y Tomas por fin cambiaron su expresión de sorpresa , solo para mirar a Flavio y luego a mi.

T:¿ Como paso eso carnal?, pues no entendí nada.

S: Un caballero no tiene memoria, amigo.

A: Eso es cierto.Pero esto es importante Samuel, no necesitamos mas problemas con Cayetana.

Ya me valió madre, pensé. Eso me pasa por abrir la bocota.

Esta bien, se los voy a contar con detalles. Presenten mucha atención.






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