A veces los accidentes tan solo ocurren

Después de la confesión

Soy Chizuru Ichinose, una chica que ha tenido una vida dura... Antes de que yo naciera mi padre nos abandonó pero por suerte siempre estuve con mi madre e abuelos, aunque esta felicidad tampoco duró mucho ya que mi madre cayó enferma muriendo lamentablemente. Mis abuelos me cuidaban y con el tiempo empecé a admirar a mi abuela, ella era una gran actriz, mi sueño y promesa con mis abuelos se formó, ¡quería ser actriz como mi abuela! Aunque después de años practicando mi abuelo murió... Mi abuela ya era bastante mayor y enfermó, pero mi sin mi sueño, ni mi promesa, ella no se puede ir. Las clases para lograrlo eran muy caras pero conseguí hacerme novia de alquiler para pagar el hospital y mis clases, a la vez que ensayo siendo novia para alegrar a otros, así conocí a Kazuya Kinoshita, poco a poco empezó a saber más sobre todo mi pasado y decidió hacer una película conmigo para mi abuela, poco a poco con mucha gente lo acabamos lográndolo. A mi abuela le quedaba poco pero pudimos verla juntas, fue con un milagro que demuestra el poder de la esperanza. Al acabar de verla murió abrazándome, Kazuya estaba acompañándome a casa, yo iba delante, estaba algo triste pero a la vez emocionada de haber cumplido la promesa, pasaron los días y no salí de mi habitación para nada salvo para el entierro, ya no me quedaba nadie de familia, estaba sola, o eso creía... Acabo mi baja en el trabajo y recibí una gran oferta de alquiler, eran 10 horas, nunca antes pensé que alguien tuviera tanto dinero y tiempo para hacer algo asá, vi quien era el cliente y resultó ser... ¡Kazuya! Me salieron algunas lagrimas, en verdad el siempre está dispuesto a hacer lo que puede y más solo por mi, no lo se porqué, pero espero llegar a saber la razón. Llegó el día de la esperada cita, estaba lista para salir, miré una última vez la localización y me dirigí a la localización, después de un buen rato llegué al sitio, era precioso, cada vez él me sorprendía más, nos dimos la mano como la primera vez, no tardó en pagarme, desde el minuto uno fui yo misma como me dijo hace tiempo, estaba bastante feliz y alegre, todo lo que planeó iba cada vez mejor, la tarde fue bastante entretenida, nos movimos de un sitio a otro, de verdad me enseñó lo mejor de Japón. El tiempo en su compañía paso volando, ya habíamos cenado y lo que organizó con un poco de ayuda de mi compañera Sumi fue a la perfección, estaba en las nubes pensativa, todo lo que hicimos tenía relación con mis gustos, se esmeró por hacerme feliz, será qué... ¿siente algo por mi? Mi corazón se aceleró, estábamos subiendo las escaleras hacia un lugar alto, algunos recuerdos me vinieron a la mente, principalmente el de mi abuelo. Al llegar a la cima me acordé de todo, sin darme cuenta Kazuya me acabó abrazando con fuerza

- No estas sola, siempre me tendrás a mi y a muchos amigos que te quieren -sus palabras hacia mi eran sinceras-

- Gracias... -tan solo podía decir eso mientras correspondía el abrazo con miles re recuerdos de escenas con mis abuelos-

- Siempre vas a tener mi apoyo y el de mi abuela, ¿qué digo? ¡El de toda mi familia! -noté su determinación, aunque se que le faltaba algo que decirme-

- De verdad es mucho, os aprecio por acogerme desde la primera visita -estaba feliz, tal vez de un momento a otro iba a romper en una mezcla de lagrimas por muchas sensaciones-

- Venga, vámonos, ya es algo tarde -bajamos las escaleras y paseábamos bajo la tenue y delicada luz de la luna, no se si el lo notaba, pero estaba algo distraída pensando en todo-

Desde que nos conocimos no hemos parado de vivir mucho tipo de momentos que nadie jamás creería, algunos eran momentos buenos, otros tensos y delicados y algunos que puede llegar a decirse que graciosos. Entre estos recuerdos me venían algunos de mis abuelos hablándome sobre el verdadero amor y de mi abuela diciendo que él era el indicado, memorias que nunca olvidaré, si le pasará alg. . .