Aún recuerdo con claridad esa tarde de invierno. Una tarde lluviosa y llena de tristeza. El equipo y mi familia acompañándome en el cementerio con melancolía. Un remolino de emociones se apoderaban de mi ser mientras observaba en silencio la tumba de mi abuelo. En el funeral no derramé ninguna lágrima, me mantenía fuerte por mi madre. Recuerdo que ese día decidiste acompañarme por el resto del día, el tiempo que sea necesario. Cuando llegamos a casa mi madre fue a su habitación y nosotros entramos a la mía. Apenas cerré la puerta comenzó a llover en mi interior. Lágrimas de dolor comenzaron a caer por mis mejillas finalizando su camimo en el suelo. El sentimiento de soledad me abrumaba, frustración, enojo, tristeza... Me estaba destrozando en silencio cuando sentí la calidez de tus brazos, me abrazaste con fuerza y ya no pude contenerme más, me rompí completamente.
"Estoy aquí para ti mi amor"
Me dijiste ese día mientras trabas de tranquilizarme.
"La muerte es el comienzo de la inmortalidad"
Tratabas de consolarme. Poco a poco la luna fue apareciendo junto con las estrellas. Recuerdo que estábamos recostados en la cama aún mientras me abrazabas, la única iluminación que teníamos era la luz de la luna. Comenzaste a cantar "All of me" mientras secabas mis lágrimas.
Me hiciste sonreír varias veces y poco a poco me fui calmando. Terminaste de cantar y depositaste un dulce y largo beso en mis labios.
"Te amo"
Me dijiste mirándome a los ojos con una cálida sonrisa.
"Yo también"
Te respondí un poco más tranquilo. Hablamos de un par de cosas más para tratar de despejar mi mente y agotado por todo lo que había pasado en el día me quedé dormido entre tus brazos.
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Para nuestro primer año juntos, recuerdo que me llevaste al lugar en donde nos hicimos novios, el jardín de cerezos. Era de noche y nos sentamos bajo el mismo árbol de cerezo en donde te me declaraste. Comenzaron a llegar miles de recuerdos en ese lugar. Recuerdo con claridad Ese día en tu celular pusiste un vals te levantaste y tomaste mi mano para que ambos comencemos a bailar.
Fue un precioso momento a tu lado. Después de bailar por bastante rato ambos nos recostamos sobre el césped mirando el cielo nocturno.
"La luna está preciosa"
Me comentaste mientras mirábamos el cielo.
"Es bellísima"
Respondí aún mirando hacia arriba.
"Cada vez que te extrañe miraré a la luna o pensaré en ella"
Dijiste alegre a lo cual yo volteé a verte un poco confundido.
"¿Por qué?"
Te pregunté extrañado, tú volteaste a mirarme sonriente.
"Porque es casi tan hermosa como tú"
Me dijiste mientras acariciabas mi mejilla, yo no pude evitar sonrojarme. Tú reíste un poco y luego volviste a hablar.
"Tú eres mi luna"