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Changbin siempre estuvo unido a su familia, sobre todo a su hermana mayor, para él, ella era lo más importante de su corta vida, a pesar de ser un niño, recordaba todos y cada uno de los cuentos que le contaba cada noche para dormir, las veces que...

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Changbin siempre estuvo unido a su familia, sobre todo a su hermana mayor, para él, ella era lo más importante de su corta vida, a pesar de ser un niño, recordaba todos y cada uno de los cuentos que le contaba cada noche para dormir, las veces que lo había defendido y todas esas ocasiones en las que se pasaron jugando a videojuegos.

Es por eso que cuando esta murió junto a sus padres, sintió como si le arrancasen el corazón bruscamente, como si un vacío se hiciera presente dentro de él, como si los días pasaran más y más lentos, no le encontraba sentido a nada y se pasaba derrochando lágrimas cada noche, deseaba poder verlos de nuevo, aunque sabía que era completamente imposible.

Desde pequeño fue un niño de lo más sensible y expresivo, por lo que aquello fue algo cruelmente inolvidable, lo abandonaron cuando más los necesitaba y todo le traía melancólicos recuerdos.

Su abuela se encargó de cuidar de él, y aún sabiendo todo lo que la mujer hacía por mantenerlo alegre, nada conseguía sacarle una sonrisa, mucho menos una carcajada, parecía algo imposible, hasta que pasado un año, el día de su décimo cumpleaños lo conoció a él.

Lee Felix, un dulce y risueño niño australiano que cautivó a Seo desde el momento en el que lo encontró en aquel parque, recordaba todo lo que ocurrió aquel día, se encontraba sentado junto a su abuela en los asientos a la sombra de un árbol, entonces a lo lejos vio a Lee tratando de sacar su cabeza de una rueda que usaban para columpiarse y decidió ayudarlo. Solía tener sueños relacionados con su infancia y hoy tampoco era una excepción.

—Otra vez...Algún día lograré sacarle la cabeza de ahí.—comentó por lo bajo, miró la hora y observó que faltaba poco para las clases, por lo que se preparó velozmente. 

Caminó hasta llegar a la casa de su pecoso amigo, que lo esperaba en la puerta cabizbajo pensando en sus asuntos, para Seo, Lee era un ángel bajado del cielo para curar sus heridas, era atrayente, encantador, bondadoso, todo de él le resultaba fascinante y estaba dispuesto a hacer cualquier cualquier cosa con tal de protegerlo.

—¡Hey Lix!—exclamó alzando una mano para llamar su atención, el contrario se percató de la presencia del más bajo y de forma apresurada, marchó hacia él.—¿Preparado para lo de esta noche?—añadió con un tono animado.

—La verdad es que no, nunca he estado en una fiesta.—respondió algo avergonzado.—Pero no pasa nada, para todo hay una primera vez, ¿no es así?—esbozó una sonrisa radiante.

—Sí...tienes razón, en fin, deberíamos empezar a caminar antes de que volvamos a llegar tarde.

Dicho esto, ambos comenzaron a caminar al mismo ritmo, eran uno con sus pisadas, reían y bromeaban sobre asuntos sin importancia, se veían felices uno al lado del otro y nadie podía negarlo.

Seo dejó a Felix en su aula y procedió a ir a la suya, sin embargo, por el camino tuvo un pequeño percance, un chico bastante alto y de lo más atractivo se paró frente a él con expresión confusa, parecía perdido.

Hostage ||Changlix ||Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora