Aromas

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Seungcheol y Jihoon se conocían desde que ambos tenían memoria. Se convirtieron en vecinos cuando la familia de Jihoon se mudó a la casa junto a la de Seungcheol, cuando Jihoon era aún un bebé y Seungcheol apenas había cumplido los 3 años.

Los padres de ambos rápidamente se convirtieron en buenos amigos por lo que, apenas Jihoon comenzó a dar sus primeros pasos, este empezó a perseguir a Seungcheol por todas partes cada vez que las familias se reunían. A pesar de la pequeña pero importante diferencia de edad, Seungcheol estaba encantado de tener un nuevo amiguito con quien compartir sus juguetes, aunque a veces se los dejase llenos de babas.

Cuando Jihoon empezó la primaria y comenzó a asistir al mismo colegio de Seungcheol, el mayor se encargaba de esperarlo todas las mañanas en la puerta de su casa para ir a clase y, a la hora de la salida, se pasaba por su aula para volver también juntos, haciendo planes por el camino para pasar el resto de la tarde.

Se habían vuelto inseparables, cosa que se mantuvo incluso después de saber que Seungcheol era alfa y que Jihoon, por genética, resultaría siendo omega.

Todo el que los conocía siempre les decía lo mismo, que un alfa y un omega no podían ser amigos. Incluso los padres de ambos se lo habían dejado caer en más de una ocasión. Pero ni Jihoon ni Seungcheol veían el problema por ninguna parte.

Jihoon y Seungcheol estaban sentados en los escalones de la puerta delantera de la casa de Jihoon mientras se comían un helado

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Jihoon y Seungcheol estaban sentados en los escalones de la puerta delantera de la casa de Jihoon mientras se comían un helado.

Seungcheol rio al ver al menor, quien tenía la cara mancha de helado de fresa hasta la nariz. Estaba seguro de que había más helado esparcido por su cara del que había podido comer. Seungcheol se acercó a Jihoon y, con la manga de su propia camiseta, intentó limpiar el estropicio que tenía formado en la cara, aunque sin mucho éxito.

De pronto, un fuerte pero agradable olor lo inundó todo a su alrededor, haciéndole sentir a Seungcheol un leve cosquilleo en el abdomen. A Seungcheol siempre le había gustado el aroma de Jihoon, mucho más que el de cualquier otro omega que había conocido. Olía dulce, a melocotón, a primavera. Pero esta vez era distinto. De forma inconsciente, se acercó más al menor, llegando casi a rozar su rostro con el cuello de este, intentando aspirar el delicioso aroma.

No fue hasta que Jihoon se echó hacia atrás, sujetando los hombros de Seungcheol, que este volvió en sí.

—¿Estás bien? —preguntó el menor preocupado.

Seungcheol parpadeó un par de veces, como si se acabase de despertar de un trance, y asintió.

—Sí —respondió Seungcheol aún algo aletargado—, sólo me he mareado un poco.

—¿Tú también? —preguntó Jihoon sorprendido— Yo hace un rato que me siento igual, y también tengo un poco de calor.

Seungcheol lo miró con los ojos muy abiertos, atando cabos enseguida de lo que estaba ocurriendo. Jihoon estaba a punto de tener su primer periodo de celo.

Aromas -JiCheol-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora