Un cordero disfrazado de lobo

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Anya & Damian

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Anya sabía que pecaba de inocente, aun había cosas que no comprendía del todo. Pero aun así había aprendido a intuir cosas mas gestuales. Y no, sus habilidades telepáticas no tenían nada que ver porque ciertamente la mayor parte del tiempo la mentes de sus interlocutores era tan confusas, como marañas, que no podía evitar cansarse y preferir no descifrarlos.

Era algo que venía mas desde la percepción. Conforme iba creciendo, Anya mas notaba que ese instinto se hacía mas presente en su ser. Según su gran amiga Becky, era lo que llamaban 'intuición femenina', y podía tener razón, o eso pensaba luego de leer algunos folletos que cariñosamente le regalo para que pudiera entender aun mas el concepto.

Es por eso que ese día cuando tropezó en la gran escalera del 'Colegio Eden', Anya no se extraño, como cuando tenía 6 años, cuando cierto chico de catorce años se agacho de pronto a su lado con una sonrisita mordaz en sus labios pero el gesto contrariado por la preocupación reflejado en sus ojos color castaño.

Ahí estaba Damian Desmond, el responsable de que Anya prestará cada vez más atención a esa 'intuición femenina'. Porque aunque fuera un completo tonto, arrogante y grosero la mayor parte del tiempo, Forger con forme fue creciendo empezó a fijarse y ver claramente que había algo mas detrás de todo eso. Algo que notaba que él mismo se obligaba a ocultar.

Como ya lo veía venir, Damian le dedico un comentario burlón sobre su habitual torpeza al mismo tiempo que la ayudaba a levantarse con sumo cuidado. Y paso, en ese momento de nuevo la intuición de Anya se activo, solo que esta vez no pudo evitar guardarlo para si misma. Porque de paso desde hace mucho no podía evitar compararlo con un personaje que tenía la misma características de un caricatura nueva que tanto le gustaba ver por las tardes del sábado.

Y entonces las palabras brotaron de su boca:

—Eres como un cordero disfrazado de lobo, Segundo — expresó ella, mirándole curiosa.

Él chico le miro perplejo por un par de segundos, hasta que bufó y se alejo de ella muy ruborizado.

—No digas idioteces niña, esto me gano por querer ayudar a una tonta como tu — y se fue, dando grandes zancadas y maldiciendo por lo alto.

Anya parpadeo, luego sonrío, en esa extraña sonrisita que Yor le había enseñado.

Si, Damian Desmond era como un cordero disfrazado de lobo. Y lo comprobó mas que nunca esa mañana cuando el chico volvió a su lado para sugerirle que por si acaso debería pasar por la enfermería. 


DamiAny x DrabbleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora