Con Amor, Rin.

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      –¡Aguarda!–gritó Towa, sin aliento, al tratar de correr tras la blanca figura de su padre. Éste se detuvo. No se dio la vuelta, pero al menos le dio la oportunidad de parar y recuperarse. La muchacha se situó a su lado, jadeante, y le echó una mirada furtiva al augusto perfil que pretendía ignorarla.

     –Por favor–dijo. –¿Podrías al menos esperar a tus hijas un momento...?–.

     Él siguió sin decir nada. Se trataba de un hombre alto, hermoso, con una larga cabellera blanca y una inmensa estola de piel enrollada sobre su hombro. Vestía ricamente, con una negra armadura protegiéndole el pecho y hermosos adornos de flores rojas en su quimono. En su cintura brillaban las empuñaduras de las legendarias Bakusaiga y Tenseiga, y su rostro, de exigentes ojos ambarinos, era cruzado por unas curiosas marcas en forma de rayas y medialunas. Towa recordaba vagamente el haber oído a su madre hablando de lo magnífico que había sido su padre, cuán poderoso y gentil. Ahora que lo tenía enfrente, suponía que su madre no se había equivocado, o al menos en parte. Hasta ahora, todo lo que Sesshomaru había hecho era ignorarla olímpicamente, y eso era algo que ni ella ni Setsuna calificarían de "gentil".

     De hecho, ahora mismo estaba mirándola. De reojo, claro, no de frente, pero ella percibía el ligero brillo inquisidor de su mirada. Y era una mirada que Towa tampoco podía calificar de "gentil". Su rostro permanecía firmemente inexpresivo, y sus ojos no delataban ni el más mínimo interés en ella o su hermana. Se limitaba a evaluarla, como si necesitara decidir si ella era digna de su conversación. Ella mantuvo su mirada. Tío InuYasha ya le había advertido que su padre había tenido numerosos problemas con los hanyou, pero Towa había decidido no creerle y permanecer fiel a la versión de su madre. La versión que lo ponía como un youkai amable y bondadoso, que le había brindado protección y amor durante muchos años. Ésa era la versión que Towa quería creer, de verdad. Que su padre era alguien gentil. Que en realidad no había querido abandonar a Setsuna o a su madre. Que no las odiaba por ser mitad bestias. Eso quería...

     –¿Hola? ¿Te vas a quedar allí callado, tío?–. Towa se sobresaltó al oír a Moroha. Para entonces, ella y Setsuna ya habían llegado... Y la muchacha de rojo ya se había plantado con excesiva confianza cerca de su... "tío". Éste, claramente molesto por el apodo, volvió la vista enfrente y continuó en silencio. –¡Hey, tío~♪!–canturreó Moroha, sacudiendo los dedos enfrente suyo. No parecía molesta; más bien, divertida. –¡Te están hablando~♪...!–.

    –¡Niña insolente, deja en paz al señor Sesshomaru!–le espetó Jaken con el ceño fruncido. –Tienes muuucha suerte de que el amo bonito no esté de humor para partirte al medio, mocosa atrevida... –.

     Moroha se volvió a la criaturita verde con sorna.

     –Y tú tienes muuucha suerte de ser el sirviente del papá de mis amigas, o te hubiera dado una buena golpiza–. Moroha acompañó esto último con un significativo crujir de huesos. Jaken retrocedió, pero Towa negó con la cabeza.

    –Basta, Moroha. Sé que podemos discutir esto razonablemente–. Al decirlo, se volvió hacia su padre, pero éste no le prestó atención. La muchacha suspiró. –Sé... Sé que esto es muy repentino, pero... Si pudieras, tú sabes, darnos alguna explicación... Lo apreciaríamos mucho–.

    –¡Bueno, francamente deberían apreciar el simple hecho de estar ante su presencia...!–gruñó Jaken, desde una posición más alejada y segura. –El amo Sesshomaru está demasiado ocupado como para disponer de unas niñas como ustedes, sobretodo considerando que Yotsume anda suelto... Deberían agradecer que les haya concedido algo de su tiempo–.

     –Bueno, no creo que nos lo haya concedido solamente para ignorarnos–dijo Towa, frunciendo ligeramente el ceño. –Medio humanas o no, es nuestro padre y necesitamos... –.

Con Amor, Rin (SesshxRin/InuYasha Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora