Era la primera vez que la veía. La primera después de tanto tiempo. No podía ver perfectamente por la oscuridad de la fría noche pero podía distinguir la silueta parada frente a él. El silencio le permitía escuchar el constante golpeteo de su corazón contra su pecho, sentir la adrenalina recorrer cada vena de su cuerpo y su respiración volverse desesperada y pesada. Nunca se había sentido así. Tan emocionado, tan apenado, tan enojado, tan... fuera de sí.
"Sólo quiero verla".
Suplicó extendiendo el brazo en dirección a la silueta y como si los cielos se apiadaran e hicieran caso a sus plegarias, el viento sopló, despejando la tenue luz de luna y permitiendole ver todo a su alrededor con la nueva claridad. La luz avanzó de manera lenta y tortuosa aumentando su ansiedad. Dio un paso al frente con la creencia que así la luz se espantaría y avanzaría más rápido, y tal como pensó, está iluminó la silueta dejando que el joven cumpliera su añorado deseo.
El filtro de luna invadió las perlas y ahí en ese pequeño risco pudo verla de nuevo. El viento soplaba meciendo hacia un lado el cabello que él juraba era blanco en sus recuerdos, pero ahí se tornaba plata. Era tan deslumbrante y mágico que con el movimiento parecía desaparecer, desvanecerse y luego volver a brillar como patrones de una ilusión... de un sueño.
El kimono blanco con tonos dorados igual danzaba acariciando el rocío de la verde hierba. Cubría gran parte del cuerpo cayendo como cascada dejando una simple abertura a la altura de las rodillas. Debía ser pesado. Su pálida piel que se veía más blanca que en sus recuerdos brillaba como una perla compitiendo con el ropaje y queriéndose fusionar al patrón del cabello. Los aros dorados de sus muñecas y tobillos parecían simples joyas que envidiaban la belleza de ese ser vestido de ángel.
Neji observó cuidadosamente en un estado de estupefacción. Ascendió al rostro y de nuevo vio aquellos tonos carmesí que siempre acompañaban la aporcelanada piel. Todo era igual a como recordaba. Mentira. Ahora ella era más delicada y vislumbrante; había cambiado, y él lo sabía. Justo en ese momento los vio. Sus perlas se encontraron con aquellas galaxias, aquellas nebulas. Un escalofrío lo recorrió por toda la espalda. Él los recordaba platas. No. Grises, vacíos y nublados por una sombra disfrazada de verdad, por una codicia llena de dolor, sin embargo, ahí con esa luna, aquellos ojos eran vibrantes, luminosos y penetrantes. Tenían el brillo que él nunca encontró en los iris grises que recordaba. Lo comprendió.
Él no conocía a aquella persona que tenía en frente.
Relajó levemente su rostro y permaneció con aquella expresión tranquila y seria que siempre le mostró, apretó los puños que escondía debajo de las largas mangas blancas de su traje y separó los labios para hablar.
La chica no parpadeó, ni siquiera cambió la tranquilidad de su expresión, haciendo sentir al castaño melancolía por extrañar la calidez que emitía el cuerpo de la chica.
Los sonidos de pasos llegaron a sus oídos y como si se tratara de un sueño, su mente despertó alertándolo. Miró instintivamente hacia atrás de él y vio varias sombras acercarse a velocidad, de inmediato regresó su vista hacia el cuerpo femenino y pudo contemplar el hechizo romperse nuevamente. Se presentó la desesperación. Sus facciones de ambos se contrajeron en angustia y decisión, y antes de que él pudiera dar un paso la chica de cabellos plata saltó.
Los tonos pálidos, platas, dorados y coloridos se desvanecieron en el vacío. Intentó correr sucumbiendo al miedo, pero una mano fuerte lo detuvo. Giró con enojo para enfrentar al intruso pero todo se desvaneció al ver los azulinos ojos y el rubio cabello llendo de adelante hacia atrás con el viento y retándolo como si hubiera cometido el peor de los errores.
—Cálmate.
Fue una simple palabra, tan simple que le había pegado muy fuerte. Bajó su mirar al césped sintiendo vergüenza y frustración. La mano de Naruto lo soltó con sigilo temiendo que corriera al sentir la libertad. Por eso optó por observar nuevamente y antes de que el castaño se dispusiera a alejarse lo tomó del hombro y apuntó hacia el risco.
—No fue por capricho, si no, por seguridad.
El Hyuga volteó hacia donde el rubio apuntaba y no pudo contener la sorpresa que se dibujó en su rostro. El de azulinos quitó la mano del hombro ajeno y contempló con el ceño fruncido lo descubierto.
"¿En qué rayos estabas pensando?"
Gritó internamente chasqueando su lengua al no entender las acciones de la chica.
Neji no creía lo que veía. Nuevamente la burbuja rosa había estallado y el no lo había notado. El miedo lo invadió y nuevamente desconoció a la mujer que vio.
A tan solo un paso de donde ellos estaban, justo en la orilla, el manto verde que se extendía delante y cubría toda la zona donde estuvo la chica era negro, muerto y pereciente. No solo la maleza y césped, también los árboles y toda la orilla del risco. Estaba marchito.
—Ella...
No pudo terminar su frase.
—Es peligrosa, Neji—él miró a Naruto con asombro y desconcierto—. Mantenerla lejos será mejor—el rubio lo miró también—. Voy a involucrar al país del Hierro.
La mirada de Neji ensombreció, él palideció y el aire se detuvo. La luz nuevamente se ocultó y otra vez lo comprendió.
Tampoco conocía a ese Naruto.
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Utopía [Neji y tú] 2.
FanfictionQuería soñar despierta, un sueño ideal, un nuevo mundo abierto y hermoso ante mis ojos, pero, el deseo se desvanece poco a poco, es inútil llevarme a mi misma al límite. Este no es el lugar que estaba buscando. Desesperados por enfrentarme hasta el...